Pueblo de grandes maestros en el sector artístoco y artesanal, los Etruscos poseían habilidades técnicas y un sentido de la belleza que se manifestaba en las líneas, el color y el esplendor de todas sus obras de arte, destinadas principalmente a fines funerarios.
Ajuares compuestos por estatuillas, obras de orfebrería fina, cerámica decorada y pintada, ejemplos de su genio que encontró inspiración tanto en el mundo griego como en aquel de Medio Oriente. Obras de arte y artesanía de gran fascinación y misterio, a través de las cuales los etruscos nos revelan una historia milenaria; un patrimonio de grandísimo valor conservado en los principales museos arqueológicos toscanos.
La preciosa lámpara de techo etrusca se conserva en MAEC, el Museo de la Academia Etrusca y de la Ciudad de Cortona. Más única que rara, fue fabricada en bronce para iluminar un lugar de culto. Descubierta en 1840 por casualidad en los bellos alrededores de Cortona, es uno de los símbolos del museo y uno de los objetos etruscos más importantes hallados en Toscana.
En las excavaciones realizadas entre 1838 y 1839 en un embalse de dimensiones modestas situado en las laderas del Monte Falterona, el Lago de los Ídolos, se encontraron unas 650 pequeñas estatuillas votivas de bronce que representaban figuras humanas. Se trataba de un hallazgo extraordinario, al que siguieron excavaciones más recientes en las que se encontraron otras estatuillas, incluidas formas de animales, que ahora se conservan en el Museo Arqueológico Casentino Piero Albertoni de Bibbiena.
Conservada en el Museo Etrusco Guarnacci de Volterra, es una estatuilla votiva de bronce del Siglo III a.C. con forma humana y líneas alargadas que ha inspirado a muchos artistas contemporáneos. Descubierta por el etruscólogo florentino Anton Francesco Gori en 1737, la estatuilla Ombra de la tarde fue bautizada así por el poeta y escritor Gabriele D'Annunzio, ya que le recordaba la sombra alargada que sólo la luz del atardecer puede generar.
Menos famosa pero no menos fascinante y descubierta más recientemente es la Ombra de San Gimignano, alojada en el Museo Arqueológico del famoso pueblo homónimo. También de bronce y representando una figura masculina de líneas alargadas, la estatuilla entre ritual y espiritualidad, fue hallada cerca de la Manhattan de la Edad Media en 2010, donde se presume que existió una grande zona sagrada etrusca.
Perteneciente a un cuenco cinerario de época de Villanova, la tapa "del abrazo" fue hallada en la necrópolis de Poggio Renzo de Chiusi y se conserva en su Museo Nacional Etrusco. En la tapa hay dos figuras de terracota inmortalizadas en un abrazo, de ahí su nombre; destinado a un vaso canopo, es decir, un vaso con representaciones antropomorfas, formaba parte de un ajuar funerario y era donde se depositaban las cenizas del difunto.
Estatua acroterial de terracota que representa una figura masculina con larga barba y amplio sombrero, es una obra única en su género y se conserva en el Museo Etrusco de Murlo, que la ha convertido en su símbolo. El grande sombrero, que recuerda al sombrero mexicano y que dio nombre a la estatua, probablemente lo llevaban en aquella época personas socialmente importantes o eminentes, como los curanderos.
Cálice ático de figuras negras, el jarrón Kylix forma parte del ajuar funerario hallado en las tumbas de la necrópolis de Pedata, cerca de Chianciano Terme. Está expuesto en el Museo Arqueológico Municipal en el conocido pueblo de las termas; adornado con finas decoraciones que representan un gallo en la parte inferior, lleva el lema grabado en letras griegas donde se lee "saluda y bebe".