Grutas, sumideros, manantiales y valles ciegos: éste no es el escenario de una nueva película gótica italiana, sino el insólito paisaje que descubrirán quienes decidan explorar la Toscana subterránea.
Esta región, que ofrece innumerables maravillas a la luz del sol, también esconde fascinantes atractivos bajo tierra: 270 km de túneles naturales con nada menos que 1.597 grutas y cuevas naturales y asombrosos fenómenos cársticos.
Un buen punto de partida es el Monte Corchia, en los Alpes Apuanos, el mayor complejo cárstico de Italia, con unos 60 kilómetros de túneles y pozos cársticos, y el Abisso Paolo Roversi, que con 1.249 metros es la cueva más profunda de Italia.
Las tres grutas principales están acondicionadas turísticamente para ser visitadas: la Gruta del Viento en Garfagnana, las Grutas de Equi Terme en Lunigiana (un auténtico Parque de Geo-Arqueo-Aventura) y el Antro del Corchia en Versilia, auténticos "teatros geológicos" para descubrir.
La Gruta del Viento, en concreto, cuenta con tres visitas guiadas: una llana de una hora, rica en concreciones calcáreas, otra de dos horas que incluye una profunda sima hasta el río subterráneo, y una tercera de tres horas que asciende 90 metros por las paredes de un impresionante pozo.
En la región de Pistoia, en Monsummano Terme, la Gruta Giusti es el lugar ideal para disfrutar de un merecido relax. La gruta, descrita como la "octava maravilla del mundo" por Giuseppe Verdi, es la tercera más grande de Europa y es famosa por albergar un baño turco natural, dividido en tres cavernas "dantescas": el Paraíso (24°), el Purgatorio y el Infierno (34°). En su interior hay piscinas termales terapéuticas, cascadas y bañeras de hidromasaje, un centro de bienestar, fangoterapia, tratamientos de inhalación y bañeras de hidromasaje. Para recuperar el equilibrio psicofísico, ¡entre las rocas!