El nombre de San Gimignano hace recordar en la mente imágenes de antiguas torres, calles seculares, monumentos que dan testimonio de una época que existió hace mucho tiempo. El encanto medieval que envuelve cada rincón de la ciudad convive en realidad en modo polifacético que amplía y supera sus rasgos más icónicos: a quien desea conocer su espíritu, San Gimignano te muestra felizmente todas sus facetas, a descubrir visitando cinco lugares.
Un horizonte inconfundible y todo lo típico de los pueblos toscanos con una importante historia: San Gimignano es Patrimonio de la Humanidad, declarado de interés mundial.
Todo el centro histórico es un trampolín hacia el pasado, ideal para un paseo que perfume de Edad Media. Paseando por sus callejuelas y plazas, descubrirás rincones escondidos y vistas inolvidables, desde las que casi siempre podrás vislumbrar las torres del Siglo XIII. Justamente éstas últimas son la característica de la ciudad: de las 72 estructuras erigidas por las familias nobles como signo de poder, sólo 14 han sobrevivido a los asaltos del tiempo y de los hombres. Subiendo a la Torre Grossa (la más alta) y visitando el museo San Gimignano 1300, uno puede imaginarse cómo era la ciudad en la época de Dante Alighieri.
San Gimignano es una joya de la arquitectura medieval enclavada en una exuberante campiña, donde las extensiones de viñedos se alternan con suaves colinas y verdes bosques.
La naturaleza que rodea la ciudad está surcada por caminos blancos y antiguas carreteras, como la Vía Francígena, y reserva numerosas experiencias a los viajeros que disfrutan: es en este mar verde donde se pueden dar largos paseos y hacer excursiones en bicicleta o a caballo, en busca de panoramas impresionantes, aldeas que explorar y ruinas que descubrir, como aquellas que se esconden entre la vegetación de la Reserva Natural de Castelvecchio.
La Plaza de la Cisterna, la espléndida Catedral y los Museos Cívicos son sólo algunas de las atracciones que cuentan la historia de San Gimignano en la Edad Media, al igual que la estatua de Hinthial da testimonio de la época etrusca; pero junto a éstas hay otras que revelan una aspiración a lo contemporáneo.
La Gallería de Arte Moderno y Contemporáneo Raffaele De Grada, así como la Galería Continua, acogen obras de arte y exposiciones temporales de artistas internacionales, mientras que los numerosos proyectos de arte contemporáneo que han tenido lugar por todo Val d'Elsa también han enriquecido San Gimignano con esculturas al aire libre y obras en sitios específicos, que crean nuevas conexiones y diálogos entre los lenguajes artísticos actuales y los paisajes de la tradición.
Pasear por el centro histórico se convierte en una oportunidad para curiosear en busca de estas obras de arte: Italia all'Asta, de Luciano Fabro, Equilibrio Compresso, de Eliseo Mattiacci, y Blue Girl de Kiki Smith, son algunas de las exposiciones que hay que buscar en la "caza del tesoro de lo contemporáneo".
El territorio de San Gimignano es antiguo y desde hace siglos produce productos de la tierra que son verdaderas excelencias locales. Un ejemplo de ello es el Vernaccia, el famoso vino blanco DOCG tan bueno que fue mencionado en la Divina Comedia por haber inducido al Papa Martino VI a caer en el pecado de la gula, y que aún hoy deleita los paladares con sus matices dorados y su sabor estimulante. Las catas de vino en la Rocca - Vernaccia Wine Experience son ideales para aprender más sobre este vino y su historia, al igual que el evento anual Estreno del Vernaccia.
Además de los sabores típicos que se pueden degustar en restaurantes y granjas, San Gimignano custodia un corazón especiado: el Azafrán DOP se cultiva desde siempre en los alrededores de la ciudad, y es uno de sus rasgos gastronómicos más distintivos, que se saborea en todas sus preparaciones, incluido el insólito helado.
Los perfumes de la primavera, el sol del verano, los colores del otoño y el aire fresco del invierno envuelven San Gimignano en atmósferas siempre nuevas. Cada época del año ofrece experiencias únicas, desde la vendimia hasta los eventos que animan el centro histórico.
Para sumergirse plenamente en el auténtico espíritu de San Gimignano, hay que seguir los ritmos de las estaciones, descubriendo cada vez algo nuevo en una ciudad que exige ser vivida y respetada como si fuera también un poco nuestra. Un patrimonio colectivo que hay que vivir, respetar y proteger en todos sus aspectos.