Las orillas del río Arno Florentino hasta el Parque Renai
El curso del río Arno discurre sólo en Toscana: 241 kilómetros del Monte Falterona, pasa por Florencia y desemboca en el mar Tirreno después de Pisa.
El río no es navegable pero será... una ciclovía. De hecho, la región Toscana ha ya aprobado y financiado el proyecto para realizar una ciclovía que costeará el río en toda su longitud, a través de la construcción y conexión entre los varios tramos de carril para bicicletas ya existentes en diferentes municipios y alineándose en muchos puntos de la línea ferroviaria.
En lo que se refiere al Área Florentina, se encuentran numerosos tramos de ciclovía que costea el río, principalmente en la orilla derecha del río Arno, desde Girone (en el municipio de Fiesole) hasta Signa.
El recorrido inicia de lungarnos del centro florentino, que están en gran parte cubiertos por áreas ciclo-peatonales. La salida simbólica es desde Ponte Vecchio y comenzamos a pedalear por la orilla derecha, bordeando el río y la fachada de los palacios florentinos, cruzando los puentes de Santa Trinita, Carraia y Vespucci, hasta llegar cómodamente al grande Parque de Cascine, el pulmón verde de Florencia, lleno de senderos ciclistas-peatonales que conducen al monumento al indio, construido en el 1870 al final de los jardines, en memoria de un verdadero príncipe indio que murió en Florencia, mientras visitaba el lugar, a los 21 años y fue incinerado aquí. En el edificio cercano, podemos tomar un descanso antes de la siguiente etapa. Aquí nos encontramos en la confluencia de los ríos Arno y Mugnone, que cruzaremos mediante un pequeño puente ciclista-peatonal.
Y es desde aquí, tras pasar por debajo del puente de la autopista, que parte otra interesante ciclovía, aquella de Renai.
También accesible a pie, por un camino blanco, la pista de Renai está bien señalizada y discurre a lo largo de un parque fluvial donde numerosos carteles explican y llaman la atención sobre la flora y la fauna.
Tras unos 8 kilómetros en este entorno, la ciclovía llega al Parque de Renai, un grande espacio verde lleno de estanques, muy frecuentada en verano por las piscinas y lagos tanto para bañarse como navegables, situado en el Municipio de Signa.
Después de cruzar Bisenzio, es necesario bajarse de la bicicleta para atravesar una carretera ancha en el paso de peatones y tomar el pequeño camino en el lado opuesto.
Para el regreso, nos desplazamos a la orilla izquierda, cruzando el puente de Signa, recorriendo algunos kilómetros en la zona urbana, inevitablemente con mucho tráfico. Es cuestión de poco tiempo y estamos de nuevo en el parque fluvial a orillas del Arno. Tras un tramo pavimentado, hay que prestar atención al camino que gira a la izquierda y que inmediatamente toma a la derecha el recorrido de la cumbre en el terraplén (es necesario subir dos escalones junto a la casa de maniobras de la antigua alcantarilla).
Después de unos kilómetros, el sendero del terraplén termina con otros cinco escalones para descender. Para pasar la desembocadura del Greve, giramos a la derecha para una última digresión por carreteras asfaltadas para luego volver a las orillas del Arno y seguimos hasta que volvemos a la ciudad, a la altura de la puerta de San Frediano.
Florencia está cada vez más cerca y el horizonte sobre el Arno empieza a mostrar la torre del Palazzo Vecchio y la cúpula de Santa Maria del Fiore. Ya estamos casi al final de nuestro itinerario, pero el paso por el barrio de Oltrarno nos reserva algunas joyas culturales que podríamos aprovechar, empezando por Santa María del Carmine, en cuyo interior se encuentra la Capilla Brancacci con sus famosos frescos de Masaccio, Masolino y Filippino Lippi. Aquí Masaccio aplica las nuevas ideas que fueron la base de la revolución renacentista, al punto que la capilla se considera uno de los logros más fascinantes de la civilización figurativa de Occidente.
No muy lejos se encuentra la hermosa plaza arbolada de Santo Spirito, frecuentada por artistas y animada por mercados y una animada "movida" nocturna debido a la presencia de numerosos clubes.
Unos cientos de metros después, desfilamos ante el inmenso Palacio Pitti, detrás del cual se encuentran los espléndidos Jardines de Boboli. Siguiendo en línea recta, el último tramo por la Via de' Guicciardini pondrá fin al itinerario cruzando de nuevo el Arno por el Ponte Vecchio.
Notas y consejos: El tramo de la ciclovía de Renai y aquel correspondiente a la orilla opuesta están muy expuestos al sol, por lo que no son recomendables en los días calurosos y bochornosos del verano. El terreno es muy variado, con largos tramos incluso de gravilla, por lo que hay que evitarlo (si no se está bien equipado y preparado) en los días que se arriezga encontrar barro.
Al final del Parque de Cascine y sucesivamente, a la altura de la estación de San Donnino, es posible cruzar el Arno mediante pasarelas para bici-peatonales, lo que puede acortar y simplificar el itinerario.