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Itinerarios
Desde Siena hasta Murlo, un viaje entre la historia y el bienestar

Un itinerario en busca de la antigua comunidad Etrusca, pasando por Rapolano Terme y Asciano

El itinerario propuesto atraviesa un territorio único, también conocido como Crete Senesi; parte de Siena y se desarrolla al sur de la capital. Las arcillas grisáceas dan formas y colores espectaculares al paisaje salvaje y accidentado, donde se suceden colinas redondeadas y desnudas hasta donde alcanza la vista, esparcidas aquí y allá por bosques dispersos en las cimas de las colinas, que esconden parroquias o abadías antiquísimas, algunas hermosas casas rurales y pocos pueblos milenarios. La historia del poblamiento de Crete documenta la presencia de comunidades etruscas que se conocen a través de las necrópolis y las residencias principescas.

1.

Los orígenes de Siena se pierden en la época Etrusca, incluso la leyenda dice que fue fundada por Senio, hijo de Remo (hermano de Rómulo, Rey de Roma).

Sobre el asentamiento Etrusco (cuyos vestigios se pueden ver en el Museo Arqueológico), se creó en la época de Augusto una colonia militar romana, Saena Iulia, que se desarrolló en los siglos siguientes gracias a su posición (la ciudad estaba en la vía consular de Casia, la Francígena).

El Museo Arqueológico de Siena se encuentra en el estupendo Complejo Museístico Santa Maria de la Scala, en unas evocadoras salas excavadas en la roca de toba y que en su día se utilizaron como almacenes del antiguo hospital del Siglo XIV. En el museo se pueden admirar jarrones áticos, buccheros, urnas de alabastro, sarcófagos de mármol, estelas funerarias, monedas antiguas, objetos de orfebrería y otros cotidianos.

Los orígenes de Siena se pierden en la época Etrusca, incluso la leyenda dice que fue fundada por Senio, hijo de Remo (hermano de Rómulo, Rey de Roma).

Sobre el asentamiento Etrusco (cuyos vestigios se pueden ver en el Museo Arqueológico), se creó en la época de Augusto una colonia militar romana, Saena Iulia, que se desarrolló en los siglos siguientes gracias a su posición (la ciudad estaba en la vía consular de Casia, la Francígena).

El Museo Arqueológico de Siena se encuentra en el estupendo Complejo Museístico Santa Maria de la Scala, en unas evocadoras salas excavadas en la roca de toba y que en su día se utilizaron como almacenes del antiguo hospital del Siglo XIV. En el museo se pueden admirar jarrones áticos, buccheros, urnas de alabastro, sarcófagos de mármol, estelas funerarias, monedas antiguas, objetos de orfebrería y otros cotidianos.

2.

El pueblo Rapolano Terme es famoso por el uso de las aguas termales que, después de los Etruscos, continuaron a disfrutarlas los romanos, hasta la actualidad.

En el territorio de Rapolano, las aguas emergen del subsuelo a una temperatura de 8 a 40 ° C, se trata de aguas sulfurosas-bicarbonatadas-calcáreas con grandes cantidades de calcio, magnesio, sodio y potasio que le confieren importantes propiedades saludables. Se encuentran dos complejos termales: Termas Antigua Querciolaia y Termas San Giovanni.

Destacan los restos del Complejo Termal Etrusco-Romano en la localidad Campo Muri, frecuentado desde el Siglo III a.C., cuyos hallazgos se exponen actualmente en el Museo del Palacio Corboli de Asciano.

Otro recurso fundamental del territorio es el travertino de Rapolano. El uso de esta piedra local, como material de construcción (y no sólo), se remonta a la antigüedad: los Etruscos parecen ser la primera población de la zona que basó parte de su economía en la explotación de la misma. A lo largo de los siglos, el travertino de Rapolano se ha utilizado en muchos palacios y edificios del territorio de Siena. La Torre del Mangia en la Plaza del Campo en Siena es un ejemplo. 

Rapolano Terme es un pueblo interesante para visitar y sugerimos ir al Museo de la Civilización Rural que se encuentra en Grancia di Serre.

El pueblo Rapolano Terme es famoso por el uso de las aguas termales que, después de los Etruscos, continuaron a disfrutarlas los romanos, hasta la actualidad.

En el territorio de Rapolano, las aguas emergen del subsuelo a una temperatura de 8 a 40 ° C, se trata de aguas sulfurosas-bicarbonatadas-calcáreas con grandes cantidades de calcio, magnesio, sodio y potasio que le confieren importantes propiedades saludables. Se encuentran dos complejos termales: Termas Antigua Querciolaia y Termas San Giovanni.

Destacan los restos del Complejo Termal Etrusco-Romano en la localidad Campo Muri, frecuentado desde el Siglo III a.C., cuyos hallazgos se exponen actualmente en el Museo del Palacio Corboli de Asciano.

Otro recurso fundamental del territorio es el travertino de Rapolano. El uso de esta piedra local, como material de construcción (y no sólo), se remonta a la antigüedad: los Etruscos parecen ser la primera población de la zona que basó parte de su economía en la explotación de la misma. A lo largo de los siglos, el travertino de Rapolano se ha utilizado en muchos palacios y edificios del territorio de Siena. La Torre del Mangia en la Plaza del Campo en Siena es un ejemplo. 

Rapolano Terme es un pueblo interesante para visitar y sugerimos ir al Museo de la Civilización Rural que se encuentra en Grancia di Serre.

3.

El territorio de Asciano estuvo habitado por importantes familias etruscas, como los Hepni y los Marcni, propietarios de la imponente necrópolis de Poggio Pinci y del Túmulo Molinello, situado a pocos kilómetros del actual pueblo de Asciano. Como prueba de su riqueza, basta con admirar los numerosos ajuares funerarios que hoy se conservan en el Museo del Palacio Corboli

En el corazón del pueblo se guarda otro tesoro: un preciado mosaico policromado, vestigio superviviente de un suntuoso edificio de la antigüedad tardía (Siglo IV d.C.), colocado para controlar la confluencia de los tres grandes cursos de agua que caracterizan el territorio. 

Caminando por las calles del centro hoy es posible reconocer algunos valiosos vestigios de la época medieval, como la espectacular Plaza del Grano, con su fuente del Siglo XV y el Palacio del Podestá, así como las interesantes iglesias y capillas situadas en varios puntos dentro y fuera de las antiguas murallas.

El territorio de Asciano estuvo habitado por importantes familias etruscas, como los Hepni y los Marcni, propietarios de la imponente necrópolis de Poggio Pinci y del Túmulo Molinello, situado a pocos kilómetros del actual pueblo de Asciano. Como prueba de su riqueza, basta con admirar los numerosos ajuares funerarios que hoy se conservan en el Museo del Palacio Corboli

En el corazón del pueblo se guarda otro tesoro: un preciado mosaico policromado, vestigio superviviente de un suntuoso edificio de la antigüedad tardía (Siglo IV d.C.), colocado para controlar la confluencia de los tres grandes cursos de agua que caracterizan el territorio. 

Caminando por las calles del centro hoy es posible reconocer algunos valiosos vestigios de la época medieval, como la espectacular Plaza del Grano, con su fuente del Siglo XV y el Palacio del Podestá, así como las interesantes iglesias y capillas situadas en varios puntos dentro y fuera de las antiguas murallas.

4.

Inmersa en un bosque de cipreses, pinos, robles y olivos, la Abadía de Monte Oliveto Maggiore domina el paisaje de Crete Senesi y es uno de los monumentos religiosos más importantes de Toscana tanto por la importancia histórica y territorial que siempre ha tenido como por las obras maestras de arte que alberga.

La abadía se fundó en el 1319 cuando algunos nobles de Siena, Bernardo Tolomei, Patrizio Patrizi y Ambrogio Piccolomini, se retiraron a un lugar solitario para vivir según la regla de San Benito.

En su interior se conservan verdaderas joyas de la pintura renacentista italiana, con obras de Luca Signorelli y Giovanni Antonio Bazzi llamado Sodomia. La Biblioteca monástica contiene más de 40.000 volúmenes, pergaminos e incunables. Al final del salón, una rampa de escaleras conduce a la Farmacia, donde se conserva una importante colección de frascos del Siglo XVII que contenían las hierbas con las que todavía se elaboran remedios cordiales y digestivos.

Inmersa en un bosque de cipreses, pinos, robles y olivos, la Abadía de Monte Oliveto Maggiore domina el paisaje de Crete Senesi y es uno de los monumentos religiosos más importantes de Toscana tanto por la importancia histórica y territorial que siempre ha tenido como por las obras maestras de arte que alberga.

La abadía se fundó en el 1319 cuando algunos nobles de Siena, Bernardo Tolomei, Patrizio Patrizi y Ambrogio Piccolomini, se retiraron a un lugar solitario para vivir según la regla de San Benito.

En su interior se conservan verdaderas joyas de la pintura renacentista italiana, con obras de Luca Signorelli y Giovanni Antonio Bazzi llamado Sodomia. La Biblioteca monástica contiene más de 40.000 volúmenes, pergaminos e incunables. Al final del salón, una rampa de escaleras conduce a la Farmacia, donde se conserva una importante colección de frascos del Siglo XVII que contenían las hierbas con las que todavía se elaboran remedios cordiales y digestivos.

5.

El territorio de Murlo, exclusivamente montañoso, se encuentra entre el Valle de Merse y aquel de Arbia

Poggio Civitate debió de ser un lugar animado y frecuentado incluso antes del período de los Etruscos. Este lugar, especialmente rico en minerales y con un suelo fértil, fue elegido como asentamiento, y es un ejemplo muy raro de "fábrica antigua", caracterizada por un gran número de producciones diferentes.

Incluso tiempos mucho más recientes han dejado huellas indelebles en la historia y el territorio de Murlo. Una de sus historias más importantes es aquella vinculada a las minas, creadas a finales del Siglo IX tras el descubrimiento de yacimientos carboníferos en la localidad de Pratacci. Surgió un verdadero pueblo, con varios hornos. El productivo asentamiento tuvo una larga vida, y afectó profundamente a la economía local, hasta su desmantelamiento.

El museo arqueológico se encuentra en el interior del antiguo Palacio Episcopal y del edificio contiguo. Aquí se conservan numerosos hallazgos arqueológicos procedentes del territorio municipal, entre los que destacan, además del ajuar funerario de la necrópolis de Poggio Aguzzo (Siglo VII a.C.), los materiales encontrados en el yacimiento etrusco de Poggio Civitate, uno de los descubrimientos más importantes en relación con la población del norte de Etruria.

Las excavaciones de Poggio Civitate han sacado a la luz los extraordinarios restos de una residencia principesca, que atestiguan dos fases de construcción diferentes (orientalizada y arcaica), que se remontan al Siglo VII a.C.

El territorio de Murlo, exclusivamente montañoso, se encuentra entre el Valle de Merse y aquel de Arbia

Poggio Civitate debió de ser un lugar animado y frecuentado incluso antes del período de los Etruscos. Este lugar, especialmente rico en minerales y con un suelo fértil, fue elegido como asentamiento, y es un ejemplo muy raro de "fábrica antigua", caracterizada por un gran número de producciones diferentes.

Incluso tiempos mucho más recientes han dejado huellas indelebles en la historia y el territorio de Murlo. Una de sus historias más importantes es aquella vinculada a las minas, creadas a finales del Siglo IX tras el descubrimiento de yacimientos carboníferos en la localidad de Pratacci. Surgió un verdadero pueblo, con varios hornos. El productivo asentamiento tuvo una larga vida, y afectó profundamente a la economía local, hasta su desmantelamiento.

El museo arqueológico se encuentra en el interior del antiguo Palacio Episcopal y del edificio contiguo. Aquí se conservan numerosos hallazgos arqueológicos procedentes del territorio municipal, entre los que destacan, además del ajuar funerario de la necrópolis de Poggio Aguzzo (Siglo VII a.C.), los materiales encontrados en el yacimiento etrusco de Poggio Civitate, uno de los descubrimientos más importantes en relación con la población del norte de Etruria.

Las excavaciones de Poggio Civitate han sacado a la luz los extraordinarios restos de una residencia principesca, que atestiguan dos fases de construcción diferentes (orientalizada y arcaica), que se remontan al Siglo VII a.C.

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