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Itinerarios
El patrimonio industrial en Garfagnana Valle del Serchio

Un itinerario donde el artesano se convierte también en industrial, y donde historia y cultura se funden en un único descubrimiento

En Garfagnana y Valle Medio del Serchio se preserva un vasto patrimonio industrial que roza lo artesanal. La Valle Medio del Serchio cuenta con una antiquísima tradición vinculada a los figureros, excelentes artesanos que emigraron a distintas partes de Europa y América para difundir y enriquecerse con sus obras, las antiguas estatuillas de yeso. Lo testimonia el Museo della Figurina di Gesso e dell'Emigrazione (Museo de Figuras de Yeso y de la Emigración) de Coreglia Antelminelli. Con el tiempo, este producto también experimentó un fuerte desarrollo desde el punto de vista industrial, y hoy en día existe en la zona una empresa muy conocida por su producción de tipo industrial de las famosas "Statuine". 

Viajando por la Garfagnana encontrarás también varios molinos que atestiguan el vínculo histórico de la zona con las castañas, hasta el punto de que actualmente la harina de este fruto, conocida como Farina di Neccio della Garfagnana, ostenta la marca DOP.

1.

La ruta comienza en el Mulino de Menicone. Se encuentra en la aldea de la que toma su nombre y es el único molino de agua que ha permanecido intacto de los existentes en el municipio de Pescaglia. El edificio del molino data del siglo XVII y conserva las antiguas estructuras aún en funcionamiento.

En el pasado, formaba parte de la granja del Palazzaccio, una villa del siglo XVI que perteneció a los condes Orsetti de Lucca. No falta ninguno de los elementos que desde el siglo XIX se utilizaron para la molienda de trigo, maíz y castañas, ya que el molino permaneció en funcionamiento hasta la década de 1980. Algunos engranajes de madera han sido sustituidos por otros de hierro, pero la tradición de este oficio permanece inalterada.  Actualmente el molino puede visitarse y ofrece diversas actividades educativas. Con una visita al interior de la estructura se puede conocer el funcionamiento de las pesadas muelas de piedra, los elaborados engranajes, la importancia del abastecimiento de agua a través del saetín y la inevitable relación con la naturaleza, que en esta actividad dicta inexorablemente los tiempos de trabajo.

La ruta comienza en el Mulino de Menicone. Se encuentra en la aldea de la que toma su nombre y es el único molino de agua que ha permanecido intacto de los existentes en el municipio de Pescaglia. El edificio del molino data del siglo XVII y conserva las antiguas estructuras aún en funcionamiento.

En el pasado, formaba parte de la granja del Palazzaccio, una villa del siglo XVI que perteneció a los condes Orsetti de Lucca. No falta ninguno de los elementos que desde el siglo XIX se utilizaron para la molienda de trigo, maíz y castañas, ya que el molino permaneció en funcionamiento hasta la década de 1980. Algunos engranajes de madera han sido sustituidos por otros de hierro, pero la tradición de este oficio permanece inalterada.  Actualmente el molino puede visitarse y ofrece diversas actividades educativas. Con una visita al interior de la estructura se puede conocer el funcionamiento de las pesadas muelas de piedra, los elaborados engranajes, la importancia del abastecimiento de agua a través del saetín y la inevitable relación con la naturaleza, que en esta actividad dicta inexorablemente los tiempos de trabajo.

2.

Aunque la dificultad de encontrar fuentes documentales nubla de incertidumbre la datación de la estructura original (probablemente de principios del siglo XVIII), sí se sabe con certeza sobre las ampliaciones y modificaciones posteriores que transformaron el molino en papelera. En los mapas catastrales de 1860, el edificio aparece clasificado como tal y el lugar ya se denomina "Molin della Volpe". El origen de este nombre –literalmente "Molino del Zorro"– limita entre la historia y la leyenda. Se cree que el apelativo hacía referencia al propietario original que, con astucia, había conseguido crear una compleja serie de canales para aprovechar hasta el más mínimo riachuelo de agua, logrando mantener el molino en funcionamiento incluso en periodos de relativa sequía. La pequeña cabaña de enfrente también estaba bañada por uno de los cursos de agua; las bóvedas encontradas durante la restauración sugieren que se trataba de un segundo molino de rueda horizontal, posteriormente desmantelado. En el edificio principal, por el contrario, el mecanismo era una rueda vertical. Hoy es uno de los restaurantes más renombrados de la zona, donde se puede comer en las salas donde aún se pueden admirar las piedras de molino perfectamente restauradas.

Aunque la dificultad de encontrar fuentes documentales nubla de incertidumbre la datación de la estructura original (probablemente de principios del siglo XVIII), sí se sabe con certeza sobre las ampliaciones y modificaciones posteriores que transformaron el molino en papelera. En los mapas catastrales de 1860, el edificio aparece clasificado como tal y el lugar ya se denomina "Molin della Volpe". El origen de este nombre –literalmente "Molino del Zorro"– limita entre la historia y la leyenda. Se cree que el apelativo hacía referencia al propietario original que, con astucia, había conseguido crear una compleja serie de canales para aprovechar hasta el más mínimo riachuelo de agua, logrando mantener el molino en funcionamiento incluso en periodos de relativa sequía. La pequeña cabaña de enfrente también estaba bañada por uno de los cursos de agua; las bóvedas encontradas durante la restauración sugieren que se trataba de un segundo molino de rueda horizontal, posteriormente desmantelado. En el edificio principal, por el contrario, el mecanismo era una rueda vertical. Hoy es uno de los restaurantes más renombrados de la zona, donde se puede comer en las salas donde aún se pueden admirar las piedras de molino perfectamente restauradas.

3.

En 1930, Giovacchino Marchi, tras viajar por el mundo para vender figuras de yeso, fundó la empresa Marchi. Tras la Segunda Guerra Mundial, fundó con sus cuatro hijos la empresa Cav.G Marchi & Figli, especializada en la producción de figuras de belén de cartón piedra de 3 a 30 centímetros. La actividad se expandió vendiendo el producto tradicional pintado a mano en todo el mundo. En la década de 1960 comenzó la producción de figuras de plástico para belenes. Los hermanos Marchi, en la cresta del desarrollo económico, fundaron Isas, la actual Euromarchi, fusión de las dos empresas.

La empresa produce figuras de belén en diversos materiales y acabados, espejos con marcos de plástico y de poliuretano, artículos religiosos, ángeles, y trata de salvaguardar la producción tradicional; a todo ello se añaden todos los accesorios necesarios para belenes, resultando una gama muy amplia y conocida en todo el mundo. Todos los modelos son realizados en cera por hábiles escultores, luego se hace sobre ellos el molde de acero. Todos los artículos se pintan a mano. 

En 1930, Giovacchino Marchi, tras viajar por el mundo para vender figuras de yeso, fundó la empresa Marchi. Tras la Segunda Guerra Mundial, fundó con sus cuatro hijos la empresa Cav.G Marchi & Figli, especializada en la producción de figuras de belén de cartón piedra de 3 a 30 centímetros. La actividad se expandió vendiendo el producto tradicional pintado a mano en todo el mundo. En la década de 1960 comenzó la producción de figuras de plástico para belenes. Los hermanos Marchi, en la cresta del desarrollo económico, fundaron Isas, la actual Euromarchi, fusión de las dos empresas.

La empresa produce figuras de belén en diversos materiales y acabados, espejos con marcos de plástico y de poliuretano, artículos religiosos, ángeles, y trata de salvaguardar la producción tradicional; a todo ello se añaden todos los accesorios necesarios para belenes, resultando una gama muy amplia y conocida en todo el mundo. Todos los modelos son realizados en cera por hábiles escultores, luego se hace sobre ellos el molde de acero. Todos los artículos se pintan a mano. 

4.

Este singular museo, único de su tipo, se encuentra en el palacio que perteneció al barón Carlo Vanni, figurero que vivió durante mucho tiempo en el Imperio Austrohúngaro. La colección, distribuida en tres plantas, incluye moldes de yeso de los siglos XVIII-XIX, documentación sobre los métodos de trabajo del yeso y la historia de los emigrantes, así como una exposición permanente de belenes. Los ejemplares de yeso expuestos, de exquisita factura y profundo significado histórico-social, representan el particular fenómeno migratorio que tuvo lugar entre 1700 y 1900, basado en la fabricación y venta ambulante de figuras de yeso. La exposición actual del museo consta de 1300 ejemplares de yeso que van desde gatitos del siglo XVIII ennegrecidos por el humo de velas, la máscara funeraria del conde Camillo Benso di Cavour y hasta bustos realizados a la cera perdida. Los ejemplares del museo proceden en gran parte de la escuela de dibujo y artes plásticas "Carlo Vanni" y de la donación de Remo Molinari (1883-1973), descendiente de un importante taller familiar de figureros. Numerosos particulares, sobre todo de Coreglia, han contribuido a enriquecer la colección. El museo también se presenta como un centro de estudios permanente y de talleres donde se puede asistir, previa cita, a la creación de las figuras de yeso.

Este singular museo, único de su tipo, se encuentra en el palacio que perteneció al barón Carlo Vanni, figurero que vivió durante mucho tiempo en el Imperio Austrohúngaro. La colección, distribuida en tres plantas, incluye moldes de yeso de los siglos XVIII-XIX, documentación sobre los métodos de trabajo del yeso y la historia de los emigrantes, así como una exposición permanente de belenes. Los ejemplares de yeso expuestos, de exquisita factura y profundo significado histórico-social, representan el particular fenómeno migratorio que tuvo lugar entre 1700 y 1900, basado en la fabricación y venta ambulante de figuras de yeso. La exposición actual del museo consta de 1300 ejemplares de yeso que van desde gatitos del siglo XVIII ennegrecidos por el humo de velas, la máscara funeraria del conde Camillo Benso di Cavour y hasta bustos realizados a la cera perdida. Los ejemplares del museo proceden en gran parte de la escuela de dibujo y artes plásticas "Carlo Vanni" y de la donación de Remo Molinari (1883-1973), descendiente de un importante taller familiar de figureros. Numerosos particulares, sobre todo de Coreglia, han contribuido a enriquecer la colección. El museo también se presenta como un centro de estudios permanente y de talleres donde se puede asistir, previa cita, a la creación de las figuras de yeso.

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