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Itinerarios
Explorando la cultura ecléctica de la Costa Etrusca

Antiguos castillos, parques arqueológicos y deliciosos platos típicos

Sabes que estás en la Toscana cuando tu día de playa no consiste sólo en la crema solar, el voleibol y la tabla de boogie, sino en una inmersión profunda en civilizaciones pasadas. Abarcando la totalidad de la provincia de Livorno continental, la Costa degli Etruschi, o Costa Etrusca, es una región colorida donde tanto la cultura como el divertimiento, merecen tu atención.

1.

Durante una estancia de seis días o una semana en la zona, Piombino es tu primera base. Ciudad portuaria, segunda en la Toscana después de Livorno, en términos de actividad, la ciudad tiene una historia impresionante como antigua capital del Principado de Piombino, un estado independiente de los siglos XV y XVI. Pero su gloria se remonta a la época etrusca, aunque hoy es más conocida por ser un centro titánico de la industria siderúrgica italiana. 

Oriéntate empezando por el Castillo de Piombino en el extremo sureste de la ciudad. Antiguamente era una estructura defensiva que delineaba los límites del sureste de la ciudad, pero hasta la vuelta del siglo XXI, se sabía muy poco de ella. Entre 1999 y 2001 se llevaron a cabo excavaciones y proyectos de investigación in situ, y ahora el castillo alberga un museo cívico que describe un vívido retrato de Piombino a través de los años, además de albergar numerosos objetos del siglo XIII descubiertos en las excavaciones arqueológicas de la zona. 

Si estás de humor para algo más moderno que antiguo, ve al centro de la ciudad a pasear por las exposiciones temporales de la Galería Agorà que acoge regularmente obras de artistas internacionales.

Durante una estancia de seis días o una semana en la zona, Piombino es tu primera base. Ciudad portuaria, segunda en la Toscana después de Livorno, en términos de actividad, la ciudad tiene una historia impresionante como antigua capital del Principado de Piombino, un estado independiente de los siglos XV y XVI. Pero su gloria se remonta a la época etrusca, aunque hoy es más conocida por ser un centro titánico de la industria siderúrgica italiana. 

Oriéntate empezando por el Castillo de Piombino en el extremo sureste de la ciudad. Antiguamente era una estructura defensiva que delineaba los límites del sureste de la ciudad, pero hasta la vuelta del siglo XXI, se sabía muy poco de ella. Entre 1999 y 2001 se llevaron a cabo excavaciones y proyectos de investigación in situ, y ahora el castillo alberga un museo cívico que describe un vívido retrato de Piombino a través de los años, además de albergar numerosos objetos del siglo XIII descubiertos en las excavaciones arqueológicas de la zona. 

Si estás de humor para algo más moderno que antiguo, ve al centro de la ciudad a pasear por las exposiciones temporales de la Galería Agorà que acoge regularmente obras de artistas internacionales.

2.

Tómate el segundo día para sumergirte en la civilización etrusca en Populonia, una fracción de Piombino y hogar de un puñado de residentes actuales. Se trata de un viaje de veinte minutos en coche y en pendiente, hacia la sorprendente Bahía de Baratti. Durante la época etrusca, este importante centro era conocido como "Fufluna" (que deriva de Fufluns, el dios etrusco del vino) y, alternativamente, Pupluna. 

Los restos y las necrópolis de esta gloriosa civilización, pueden hacerse aún más memorables si se visitan en compañía de un guía experimentado; para hacerte una idea más completa de cómo era la vida etrusca en la costa, planea una visita a la zona protegida del Parque Arqueológico de Baratti y Populonia

Por tu cuenta, puedes encontrar una muestra de lo que aprenderías in situ en el Museo Etrusco de Populonia, museo que alberga una fascinante colección de ajuares funerarios, decoraciones de tumbas y reliquias recuperadas del mar. 

Avanza unos siglos hacia la comparativamente "nueva" torre de Populonia del siglo XIII: este puesto estratégico fue en su día el lugar de vigilancia de los defensores de la ciudad. Hoy, ofrece vistas espectaculares de la Isla de Elba, de otras islas del archipiélago toscano, la Bahía de Baratti y el Valle de Cornia.

Tómate el segundo día para sumergirte en la civilización etrusca en Populonia, una fracción de Piombino y hogar de un puñado de residentes actuales. Se trata de un viaje de veinte minutos en coche y en pendiente, hacia la sorprendente Bahía de Baratti. Durante la época etrusca, este importante centro era conocido como "Fufluna" (que deriva de Fufluns, el dios etrusco del vino) y, alternativamente, Pupluna. 

Los restos y las necrópolis de esta gloriosa civilización, pueden hacerse aún más memorables si se visitan en compañía de un guía experimentado; para hacerte una idea más completa de cómo era la vida etrusca en la costa, planea una visita a la zona protegida del Parque Arqueológico de Baratti y Populonia

Por tu cuenta, puedes encontrar una muestra de lo que aprenderías in situ en el Museo Etrusco de Populonia, museo que alberga una fascinante colección de ajuares funerarios, decoraciones de tumbas y reliquias recuperadas del mar. 

Avanza unos siglos hacia la comparativamente "nueva" torre de Populonia del siglo XIII: este puesto estratégico fue en su día el lugar de vigilancia de los defensores de la ciudad. Hoy, ofrece vistas espectaculares de la Isla de Elba, de otras islas del archipiélago toscano, la Bahía de Baratti y el Valle de Cornia.

3.

A un paso de Piombino, a unos 30 minutos en coche, y dentro de los límites de la ciudad Campiglia Marittima, está el Parque Arqueológico Minero de San Silvestro, de 450 hectáreas. La visita es imprescindible para conocer a fondo la industria minera de la zona. Pero no sólo los aficionados a la industria se divertirán: los niños y los viajeros se deleitarán con experiencias como el Túnel Lanzi-Temperino. En el tunel y a bordo de un tren (¡esto no es para los claustrofóbicos!), los visitantes amplían sus conocimientos sobre el proceso de extracción de minerales, así como las experiencias pasadas y presentes de los mineros. 

En el resto del parque encuentras multitud de museos (como el Museo de Arqueología y Minerales, en el mismo edificio que la taquilla), túneles mineros e incluso un pueblo minero medieval (Rocca San Silvestro).

A un paso de Piombino, a unos 30 minutos en coche, y dentro de los límites de la ciudad Campiglia Marittima, está el Parque Arqueológico Minero de San Silvestro, de 450 hectáreas. La visita es imprescindible para conocer a fondo la industria minera de la zona. Pero no sólo los aficionados a la industria se divertirán: los niños y los viajeros se deleitarán con experiencias como el Túnel Lanzi-Temperino. En el tunel y a bordo de un tren (¡esto no es para los claustrofóbicos!), los visitantes amplían sus conocimientos sobre el proceso de extracción de minerales, así como las experiencias pasadas y presentes de los mineros. 

En el resto del parque encuentras multitud de museos (como el Museo de Arqueología y Minerales, en el mismo edificio que la taquilla), túneles mineros e incluso un pueblo minero medieval (Rocca San Silvestro).

4.

Al final de tu viaje, dedica tiempo a un merecido descanso. A 11 minutos en coche del Parque Arqueológico, se encuentra San Vicenzo, un popular pueblo de vacaciones, perfecto para el descanso y el relax. 

¿Ganas de un día de playa? La página web del ayuntamiento divide de manera práctica, las playas de la zona, en cuatro áreas separadas. La única playa de libre acceso se encuentra en el Parque Natural de Rimigliano, sus aguas son considerablemente más profundas que las de las zonas más urbanas, lo que las hace aptas para la pesca, la aventura submarina y la navegación. 

Cuando se te abra el apetito, puedes quedarte en la zona y probar una de las especialidades locales - votamos por el melón del Valle de Cornia, de color amarillo verdoso, producido entre junio y septiembre y con un sabor ultra-dulce, como el sabor del verano. De lo contrario, aventúrate a Castagneto Carducci, para deleitar tu sensibilidad dionisíaca. 

En Castagneto Carducci y su entorno se encuentran lugares de interés turístico como el Viale dei Cipressi o "Boulevard del ciprés", hecho famoso por la célebre poesía de Giosuè Carducci. El camino de cipreses se extiende desde el Oratorio de San Guido hasta el centro histórico de Bolgheri y si no lo habíamos aclarado ya, ahora debería estar claro: ¡esto es territorio de vinos de primera! Disfruta de los mejores Super Tuscans o participa en una degustación en cualquiera de las pequeñas bodegas familiares de la ciudad que producen DOC Bolgheri. La histórica destilería Borsi Liquori, también merece una visita, si tu y tus compañeros de viaje seguís animados. 

Si llegas al pueblo a principios de junio, Castagneto Carducci estará aún más animado de lo habitual: "Castagneto a Tavola" es un festival gastronómico y deportivo de verano que celebra la zona de máxima producción de vinos y aceites de oliva.

Al final de tu viaje, dedica tiempo a un merecido descanso. A 11 minutos en coche del Parque Arqueológico, se encuentra San Vicenzo, un popular pueblo de vacaciones, perfecto para el descanso y el relax. 

¿Ganas de un día de playa? La página web del ayuntamiento divide de manera práctica, las playas de la zona, en cuatro áreas separadas. La única playa de libre acceso se encuentra en el Parque Natural de Rimigliano, sus aguas son considerablemente más profundas que las de las zonas más urbanas, lo que las hace aptas para la pesca, la aventura submarina y la navegación. 

Cuando se te abra el apetito, puedes quedarte en la zona y probar una de las especialidades locales - votamos por el melón del Valle de Cornia, de color amarillo verdoso, producido entre junio y septiembre y con un sabor ultra-dulce, como el sabor del verano. De lo contrario, aventúrate a Castagneto Carducci, para deleitar tu sensibilidad dionisíaca. 

En Castagneto Carducci y su entorno se encuentran lugares de interés turístico como el Viale dei Cipressi o "Boulevard del ciprés", hecho famoso por la célebre poesía de Giosuè Carducci. El camino de cipreses se extiende desde el Oratorio de San Guido hasta el centro histórico de Bolgheri y si no lo habíamos aclarado ya, ahora debería estar claro: ¡esto es territorio de vinos de primera! Disfruta de los mejores Super Tuscans o participa en una degustación en cualquiera de las pequeñas bodegas familiares de la ciudad que producen DOC Bolgheri. La histórica destilería Borsi Liquori, también merece una visita, si tu y tus compañeros de viaje seguís animados. 

Si llegas al pueblo a principios de junio, Castagneto Carducci estará aún más animado de lo habitual: "Castagneto a Tavola" es un festival gastronómico y deportivo de verano que celebra la zona de máxima producción de vinos y aceites de oliva.

5.

Vuelve a una ruta más urbana a medida que tu viaje se va haciendo más corto, y descubre la ciudad portuaria de Livorno. Sorprendentemente, permanece fuera del circuito del típico turista, sin embargo ofrece una increíble variedad de arte y cultura, delicias culinarias y lugares de interés.

Haz una primera parada en la Terrazza Mascagni, símbolo de la ciudad, que goza de una de las vistas más emblemáticas de la costa de la Toscana. Los pequeños (y los jóvenes dentro) sin duda disfrutarán del suelo a cuadros, que se presta bien a la rayuela (y, por supuesto, a Instagram).

El cacciucco es el plato obligatorio a la hora de comer: este tradicional guiso de pescado y marisco autóctono de la zona, aunque su preparación varíe de un cocinero a otro, ofrece siempre la pura bondad mediterránea (la tradición local dice que, idealmente, debería haber cinco tipos de pescado en una cazuela equilibrada: ¡uno por cada "c" de su nombre!). Si buscas una opción más rápida, prueba la torta di ceci, un tipo de tortita (de unos 0,5 cm de espesor) preparada mezclando harina de garbanzos con agua, sal y aceite de oliva. En Livorno lo puedes encontrar dentro de un bocadillo local (comida callejera) que se llama popularmente "Cinque e cinque" (cinco y cinco). 

Cuando llegue la noche, considera la opción de asistir a un concierto en el siempre bullicioso Teatro The Cage, un lugar histórico que acoge regularmente a artistas italianos e internacionales.

Vuelve a una ruta más urbana a medida que tu viaje se va haciendo más corto, y descubre la ciudad portuaria de Livorno. Sorprendentemente, permanece fuera del circuito del típico turista, sin embargo ofrece una increíble variedad de arte y cultura, delicias culinarias y lugares de interés.

Haz una primera parada en la Terrazza Mascagni, símbolo de la ciudad, que goza de una de las vistas más emblemáticas de la costa de la Toscana. Los pequeños (y los jóvenes dentro) sin duda disfrutarán del suelo a cuadros, que se presta bien a la rayuela (y, por supuesto, a Instagram).

El cacciucco es el plato obligatorio a la hora de comer: este tradicional guiso de pescado y marisco autóctono de la zona, aunque su preparación varíe de un cocinero a otro, ofrece siempre la pura bondad mediterránea (la tradición local dice que, idealmente, debería haber cinco tipos de pescado en una cazuela equilibrada: ¡uno por cada "c" de su nombre!). Si buscas una opción más rápida, prueba la torta di ceci, un tipo de tortita (de unos 0,5 cm de espesor) preparada mezclando harina de garbanzos con agua, sal y aceite de oliva. En Livorno lo puedes encontrar dentro de un bocadillo local (comida callejera) que se llama popularmente "Cinque e cinque" (cinco y cinco). 

Cuando llegue la noche, considera la opción de asistir a un concierto en el siempre bullicioso Teatro The Cage, un lugar histórico que acoge regularmente a artistas italianos e internacionales.

6.

Pasa otro día más familiarizándote con la larga historia y el animado presente de Livorno. Visita el puerto para hacerte una idea de la importancia que tiene la ciudad como centro de comercio, luego toma un desvío hacia la Nueva Fortaleza (conocida localmente como la "Fortezza"). Se utilizó con fines militares hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, y en 1972 se sometió a una restauración patrocinada por la ciudad. El piso superior alberga ahora un parque público. 

No muy lejos está el animado barrio de "Nueva Venecia" diseñado por el arquitecto sienés Giovanni Battista Santi en el siglo XVIII. Aparece tal y como su nombre indica, con puentes y canales románticos tan caprichosos como los de su homóloga más famosa. Particularmente impactante es el Canal dei Navicelli. 

Completa tu día con una excursión al Museo de Historia Natural del Mediterráneo, para "profundizar" el conocimiento del mar y sus criaturas. Y si te sientes entusiasta, haz un desvío y vuelve a la Terrazza Mascagni, el Acuario de Livorno se encuentra en la misma plaza.

Pasa otro día más familiarizándote con la larga historia y el animado presente de Livorno. Visita el puerto para hacerte una idea de la importancia que tiene la ciudad como centro de comercio, luego toma un desvío hacia la Nueva Fortaleza (conocida localmente como la "Fortezza"). Se utilizó con fines militares hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, y en 1972 se sometió a una restauración patrocinada por la ciudad. El piso superior alberga ahora un parque público. 

No muy lejos está el animado barrio de "Nueva Venecia" diseñado por el arquitecto sienés Giovanni Battista Santi en el siglo XVIII. Aparece tal y como su nombre indica, con puentes y canales románticos tan caprichosos como los de su homóloga más famosa. Particularmente impactante es el Canal dei Navicelli. 

Completa tu día con una excursión al Museo de Historia Natural del Mediterráneo, para "profundizar" el conocimiento del mar y sus criaturas. Y si te sientes entusiasta, haz un desvío y vuelve a la Terrazza Mascagni, el Acuario de Livorno se encuentra en la misma plaza.

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