Itinerario urbano en Florencia

La estación de Florencia es el lugar ideal para comenzar nuestra caminata en la ciudad: se puede llegar en tren, autobús, tranvía o incluso en coche, aprovechando el aparcamiento subterráneo (de pago).
La estación tiene un gran valor histórico y arquitectónico: proyectada por Giovanni Michelucci -e inaugurada el 30 de octubre de 1935- siempre ha dialogado con el tejido urbano circundante, especialmente con la Iglesia de Santa Maria Novella, con la que "contrasta" debido a la horizontalidad de su forma.

La segunda parada que hay que hacer, recorriendo la concurrida Via de' Cerretani, es la Plaza del Duomo. 

Si es tu primera visita a Florencia, te quedarás literalmente sin palabras: de un solo vistazo, verás los principales monumentos del centro histórico -declarado Patrimonio de la Humanidad por UNESCO- como la Catedral de Santa Maria del Fiore, la majestuosa Cúpula de Brunelleschi -símbolo de Florencia-, el imponente Campanario de Giotto y el antiguo Baptisterio de San Juan, una joya románica, adornada con puertas de bronce de Ghiberti y Andrea Pisano.

Atravesando el barrio de San Lorenzo, animado por numerosas tiendas y restaurantes, se llega al famoso Mercado Cubierto, alojado en una peculiar estructura Modernista de hierro y cristal. Perderse entre los aromas y sabores de este lugar es una de las mejores experiencias gastronómicas que se pueden vivir en Florencia: en la planta baja hay un gran mercado donde se venden frutas, verduras, pasta fresca y productos típicos de Toscana -como el lampredotto y los callos-, mientras que en la planta superior es posible consumir productos preparados por los llamados "artesanos del gusto", directamente en el lugar.
Tómate tu tiempo para degustar algunos platos tradicionales o relájate en las mesas de la cafetería.

La Via de Calzaiuoli es la calle que lleva de la Plaza del Duomo hasta la Plaza de la Señoría: en el pasado era el vínculo entre el poder eclesiástico (Duomo) y aquel político (Palazzo Vecchio). 
Hoy en día, es una de las calles más elegantes y concurridas del centro, donde, además de numerosas tiendas, se puede admirar la espléndida Iglesia y Museo  de Orsanmichele, en cuyos pilares exteriores se encuentran copias de las catorce estatuas de los santos patronos, esculpidas por las manos de Donatello, Verrocchio, Ghiberti, Giambologna y Nanni di Banco - las esculturas originales han sido trasladadas al Museo de Orsanmichele, en los pisos superiores del edificio.

La Plaza de la Señoría ha sido el corazón de la política de la ciudad desde la Edad Media; de hecho, aún hoy, sigue siendo la sede principal del Municipio de Florencia. 

La plaza alberga algunos de los edificios más conocidos de Florencia: El Palazzo Vecchio con su característica torre -proyectada por Arnolfo di Cambio- y la Logia de los Lanzi, un museo de escultura al aire libre con obras maestras como Perseo de Benvenuto Cellini y el Rapto de las Sabinas de Giambologna.

Junto a la plaza se encuentra uno de los museos más importantes y conocidos: la Galería de los Uffizi.
La visita al museo merece un día exclusivo , ya que alberga obras maestras únicas en el mundo, pero será igualmente interesante ver el palacio que alberga la galería -construido por Giorgio Vasari en el 1560 por orden de Cosimo I de Medici- y el Corredor Vasari, la extraordinaria pasarela elevada que une el Palazzo Vecchio con el Palacio Pitti, en la otra orilla del Arno, atravesando el Ponte Vecchio y los Jardines de Boboli.

Caminando por el Lungarno Anna Maria Luisa de Medici , se llega en pocos pasos al Ponte Vecchio, el paso más antiguo del Arno, que en el Siglo XV albergaba las tiendas de pescaderos, carniceros y curtidores: en el 1593, sin embargo, por orden de Ferdinando I -que no soportaba los desagradables olores bajo las ventanas del Corredor de Vasari, por donde pasaba todos los días- los espacios fueron ocupados por orfebres y joyeros.
Incluso hoy en día, solo hay tiendas de orfebrería en el puente y esto hace que Ponte Vecchio sea el destino perfecto para un día de verdaderas compras florentinas.

Prosiguiendo el recorrido  del Corredor de Vasari, se llega al Palacio Pitti, el palacio de los señores de Florencia y Toscana: aquí vivieron los Medici, luego los Lorena y, tras la Unificación de Italia, los Saboya, durante los años de Florenciacomo capital.
Actualmente, el Palacio Pitti es una de las sedes del museo más importantes de la ciudad: con la Galería Palatina, una importante pinacoteca que conserva una preciada colección de pinturas renacentistas - entre las cuales hay obras de arte de Raffaello, Caravaggio y Tiziano - pero también Dependencias Reales, ambientadas con mobiliario del Siglo XVI.
También en el interior del Palacio se encuentra la Galería de Arte Moderno , con obras de arte que van desde finales del Siglo XVIII hasta las primeras décadas del Siglo XX.

La Plaza Santo Spirito es una de las más bellas y animadas de la ciudad y está dominada por la fachada de la Basílica proyectada por Brunelleschi. 
Pintoresca, con talleres artesanales y estudios de artistas, restaurantes y clubes abiertos día y noche, es uno de los símbolos de Oltrarno y uno de los lugares de encuentros preferidos por los lugareños y los turistas. 
Es el sitio adecuado para hacer una pausa en uno de los numerosos cafés que la animan.
La basílica alberga el crucifijo de madera de Michelangelo y valiosas obras de Filippino Lippi, Sansovino, Orcagna y Giuliano da San Gallo: merece la pena entrar incluso para una visita muy breve.
La plaza acoge todas las mañanas -excepto domingos y los días festivos- el mercado local de frutas y verduras de kilómetro cero.

Cruzando el Puente de Santa Trinidad, llegamos a la plaza homónima que alberga la antigua Basílica de Santa Trinidad, rica en historia y arte sacro: es uno de los primeros edificios religiosos de origen gótico de Florencia y a lo largo de los siglos se ha embellecido y enriquecido con obras de arte sacro como la  Majestad de Cimabue -ahora en los Uffizi- y se ha cubierto con frescos de Buontalenti, polifacético artista y arquitecto florentino.

La plaza se abre a  Via de' Tornabuoni, la calle del lujo y de los grandes nombres de la moda mundial.
Aquí se encuentra el Palacio Spini-Ferroni, que alberga el Museo Ferragamo, el Palacio Tornabuoni y el renacentista Palacio Strozzi, sede de importantes exposiciones temporales.

Nuestro itinerario urbano termina en otra plaza muy famosa: Plaza de Santa Maria Novella donde se encuentra la Basílica homónima.
La espléndida fachada de mármol blanco y verde es sólo un anticipo de lo que custodia la iglesia: en su interior se encuentran obras maestras de Masaccio, Giotto, Ghirlandaio, Brunelleschi y Botticelli, y si aún tienes tiempo, te aconsejo que entres.
Si, por el contrario, te encuentras aquí a la hora del atardecer, será muy agradable pasar unos momentos en uno de los cafés de la plaza, tomando un buen vino y pensando en el próximo itinerario urbano a realizar, con calma y con ganas de observar la ciudad desde otro punto de vista.