Un viaje a pie entre el mar y senderos antiguos
Su perfil austero y granítico surge enfrente al promontorio de Argentario, rodeado del Mar Tirreno y cubierto por el matorral mediterráneo. La Isla del Giglio se presenta así, con su aspecto incontaminado formado por acantilados y pequeñas calas que llegan hasta un fondo marino con una exuberante vida submarina.
Los senderos del Giglio recorren 21 kilómetros cuadrados de la isla, pasando por colinas cubiertas de arbustos y olivos y subiendo hasta casi 500 metros en Poggio della Pagana, donde se puede ver la costa toscana y las islas de Elba, Giannutri y Montecristo. Desde el embarcadero de Giglio Porto, un pequeño pueblo marítimo rodeado de colinas esparcidas de viñedos, inicia la carretera que conduce al otro extremo de la isla. Subimos hasta Giglio Castello, un pequeño pueblo fortificado, protegido por torres y murallas medievales y sus calles angostas y pasadizos sombríos, delante del Fuerte de los Aldobrandeschi. En el lado oeste, se encuentra Campese, la localidad balnearia de la Isla, situada en medio de una bahía aislada desde la cual se puede admirar la maravillosa Punta Faraglione.
Partimos para ir de excursión inmersos en los paisajes del Giglio, en una travesía para conocer los tres pueblos insulares y podremos admirar, desde diferentes puntos panorámicos, la naturaleza heterogénea en este rincón salvaje en Toscana. Los caminos de tierra y de herradura recorren los antiguos senderos utilizados por los habitantes de la isla cuando se desplazaban por los campos, ya sea a pie o a lomos de una mula. La mejor temporada para conocer estos lugares son el otoño por el clima templado, y la primavera para apreciar sus hermosas flores.
Partimos desde Giglio Porto siguiendo un breve tramo de carretera con vistas a las playas del lado sureste. Después de dejar la carretera provincial hacia Castello, seguimos por una breve subida que costea la bahía de Cannelle con sus espléndidas vistas de la costa. Podemos optar por una pequeña modificación del recorrido y bajar hasta los escollos de Cala Smeralda. Desde Cannelle volvemos, en sentido contrario, hasta Giglio Porto. Desde aquí vamos por la empinada Via del Castello en dirección a la localidad Monticello, donde seguimos por el sendero 1, que antiguamente era la única comunicación entre los dos pueblos. Subimos por un bosque de encinas, recorriendo un camino de herradura con escalones y pavimentado con piedras. A medida que aumenta la altura, la vista abraza tanto la bahía de Arenella como la tierra firme, hasta llegar a las murallas de Castello.
Partimos desde Giglio Porto siguiendo un breve tramo de carretera con vistas a las playas del lado sureste. Después de dejar la carretera provincial hacia Castello, seguimos por una breve subida que costea la bahía de Cannelle con sus espléndidas vistas de la costa. Podemos optar por una pequeña modificación del recorrido y bajar hasta los escollos de Cala Smeralda. Desde Cannelle volvemos, en sentido contrario, hasta Giglio Porto. Desde aquí vamos por la empinada Via del Castello en dirección a la localidad Monticello, donde seguimos por el sendero 1, que antiguamente era la única comunicación entre los dos pueblos. Subimos por un bosque de encinas, recorriendo un camino de herradura con escalones y pavimentado con piedras. A medida que aumenta la altura, la vista abraza tanto la bahía de Arenella como la tierra firme, hasta llegar a las murallas de Castello.
Después de haber llegado hasta Giglio Castello, que se encuentra a 400 metros de altura, podemos pasear entre los callejones de pueblo, admirando sus casas rodeadas de las imponentes murallas construidas por la gente de Pisa. A la sombra del Fuerte de los Aldobrandeschi, construido con una función defensiva, podemos también disfrutar de una copa de Ansonaco, el refinado vino de la isla, de color ámbar y sabor robusto, antes de partir hacia Campese. Desde la pequeña plaza de la fuente en Giglio, emprendemos el trayecto 17, que desciende por el lado oeste de la isla, para dirigirnos hacia la bahía del Campese entre terrazas antiguas. Por aquí pasaban los mineros, cotidianamente, mientras iban a trabajar en la mina de Franco di Campese, de la cual se extraía la pirita. Bajamos a través del Valle del Molino y luego cruzamos un bosque de encinas, ideal para disfrutar de un poco de sombra en los días calurosos de verano.
Cerca de Campese, vale la pena desviarnos de unos 600 metros, sólo 10 minutos a pie, para visitar la Cala dell'Alume con sus colores intensos, debido a la presencia de materiales ferrosos que una vez se extraían en esta pequeña ensenada.
Después de haber llegado hasta Giglio Castello, que se encuentra a 400 metros de altura, podemos pasear entre los callejones de pueblo, admirando sus casas rodeadas de las imponentes murallas construidas por la gente de Pisa. A la sombra del Fuerte de los Aldobrandeschi, construido con una función defensiva, podemos también disfrutar de una copa de Ansonaco, el refinado vino de la isla, de color ámbar y sabor robusto, antes de partir hacia Campese. Desde la pequeña plaza de la fuente en Giglio, emprendemos el trayecto 17, que desciende por el lado oeste de la isla, para dirigirnos hacia la bahía del Campese entre terrazas antiguas. Por aquí pasaban los mineros, cotidianamente, mientras iban a trabajar en la mina de Franco di Campese, de la cual se extraía la pirita. Bajamos a través del Valle del Molino y luego cruzamos un bosque de encinas, ideal para disfrutar de un poco de sombra en los días calurosos de verano.
Cerca de Campese, vale la pena desviarnos de unos 600 metros, sólo 10 minutos a pie, para visitar la Cala dell'Alume con sus colores intensos, debido a la presencia de materiales ferrosos que una vez se extraían en esta pequeña ensenada.
Desde la localidad Campese terminamos nuestra travesía este-oeste llegando a Punta Faraglione, uno de los lugares más sugestivos de la isla. El sendero sigue la costa sin grandes desniveles y conduce a dos sitios ideales para refrescarse en el verano: las playas de Pertuso y de Pozzarelli. Salimos de la Torre de los Medici en Campese, construida en en el siglo XVIII para controlar la pesca y luego utilizada como torre de vigilancia contra los ataques de los piratas. Caminamos por la playa que se extiende delante de la torre, hasta el pequeño muelle donde se atracaban los barcos que transportaban los minerales. Siguiendo las indicaciones del trayecto 15, entramos en un bosque. Desde aquí llegamos en seguida a la Cala del Petroso, mientras el camino hacia Faraglione continúa a lo largo de la costa llegando cerca de la Cala dei Pozzarelli. Continuando por el acantilado, llegamos finalmente a un mirador, situado justo enfrente al Faraglione, nuestra meta final.
Regresamos siguiendo el itinerario de ida hasta Campese, donde se puede coger el autobús que llega a Giglio Porto.
Desde la localidad Campese terminamos nuestra travesía este-oeste llegando a Punta Faraglione, uno de los lugares más sugestivos de la isla. El sendero sigue la costa sin grandes desniveles y conduce a dos sitios ideales para refrescarse en el verano: las playas de Pertuso y de Pozzarelli. Salimos de la Torre de los Medici en Campese, construida en en el siglo XVIII para controlar la pesca y luego utilizada como torre de vigilancia contra los ataques de los piratas. Caminamos por la playa que se extiende delante de la torre, hasta el pequeño muelle donde se atracaban los barcos que transportaban los minerales. Siguiendo las indicaciones del trayecto 15, entramos en un bosque. Desde aquí llegamos en seguida a la Cala del Petroso, mientras el camino hacia Faraglione continúa a lo largo de la costa llegando cerca de la Cala dei Pozzarelli. Continuando por el acantilado, llegamos finalmente a un mirador, situado justo enfrente al Faraglione, nuestra meta final.
Regresamos siguiendo el itinerario de ida hasta Campese, donde se puede coger el autobús que llega a Giglio Porto.