Descubriendo la artesanía histórica entre los pueblos en la montaña de Pescia
En el siglo XVIII, un economista de Ginebra, bautizó el pueblo Valleriana con el nombre Svizzera Pesciatina por su similitud con su País de origen. Entre sus relieves conserva cuidadosamente diez espléndidos pueblos característicos de la montaña en los cuales aún se conservan las huellas del pasado y de los oficios antiguos. Durante nuestro viaje visitaremos sólo algunas de estas fabulosas localidades en Pescia, pero queda siempre abierta la posibilidad de aprovechar la ocasión para visitarlos todos.
Subiendo desde Pescia hacia Valleriana, se encuentra primero Pietrabuona. El pueblo está situado a lo largo de un itinerario dedicado al papel y su elaboración, que continúa hasta Lucca y Versilia. En efecto, gracias a la cercanía del río, en esta área ya desde el siglo XV, se había desarrollado la industria papelera (incluida la producción de papel moneda), como actualmente se puede apreciar visitando el museo. Se pueden conocer las técnicas de producción del papel realizada a mano, incluso con la posibilidad de participar a los talleres educativos. En el museo, punto de referencia para muchos estudiosos, se conservan aún maquinarias de la época.
Subiendo desde Pescia hacia Valleriana, se encuentra primero Pietrabuona. El pueblo está situado a lo largo de un itinerario dedicado al papel y su elaboración, que continúa hasta Lucca y Versilia. En efecto, gracias a la cercanía del río, en esta área ya desde el siglo XV, se había desarrollado la industria papelera (incluida la producción de papel moneda), como actualmente se puede apreciar visitando el museo. Se pueden conocer las técnicas de producción del papel realizada a mano, incluso con la posibilidad de participar a los talleres educativos. En el museo, punto de referencia para muchos estudiosos, se conservan aún maquinarias de la época.
Como otras zonas en Toscana más frecuentemente asociadas a esta actividad, Svizzera Pesciatina ha sido un proveedor inagotable de pietra serena, la arenisca tan apreciada por los genios del Renacimiento como Brunelleschi, que fue el primero en utilizarla en las construcciones de edificios. En Vellano se encuentra la cantera Nardini que es la única aún activa en la zona y se puede profundizar el conocimiento de la elaboración de la piedra visitando el museo de historia etnográfica del minero y del cavador, también conocido como Mina Publio, por el nombre de su fundador. Aquí encontrarás una colección de objetos de trabajo, herramientas del oficio, minerales, numerosos volúmenes y material multimedia.
Como otras zonas en Toscana más frecuentemente asociadas a esta actividad, Svizzera Pesciatina ha sido un proveedor inagotable de pietra serena, la arenisca tan apreciada por los genios del Renacimiento como Brunelleschi, que fue el primero en utilizarla en las construcciones de edificios. En Vellano se encuentra la cantera Nardini que es la única aún activa en la zona y se puede profundizar el conocimiento de la elaboración de la piedra visitando el museo de historia etnográfica del minero y del cavador, también conocido como Mina Publio, por el nombre de su fundador. Aquí encontrarás una colección de objetos de trabajo, herramientas del oficio, minerales, numerosos volúmenes y material multimedia.
En el pasado, la economía de San Quirico estaba relacionada a la fusión del bronce: en el pueblo habitaban hábiles artesanos requeridos en toda Italia por su capacidad para fabricar campanas robustas. Como prueba de que estos artesanos del metal eran numerosos, aún permanecen curiosos símbolos que se pueden encontrar por todo el pueblo: lagartijas talladas en la piedra que indicaban que la casa en cuestión pertenecía a uno de estos trabajadores. Con el pasar del tiempo esta actividad se ha perdido, pero en la zona existe la oportunidad de descubrir una producción histórica, aquella de los utensilios de cobre, desde siempre utilizados para los deliciosos platos de nuestra cocina.
En el pasado, la economía de San Quirico estaba relacionada a la fusión del bronce: en el pueblo habitaban hábiles artesanos requeridos en toda Italia por su capacidad para fabricar campanas robustas. Como prueba de que estos artesanos del metal eran numerosos, aún permanecen curiosos símbolos que se pueden encontrar por todo el pueblo: lagartijas talladas en la piedra que indicaban que la casa en cuestión pertenecía a uno de estos trabajadores. Con el pasar del tiempo esta actividad se ha perdido, pero en la zona existe la oportunidad de descubrir una producción histórica, aquella de los utensilios de cobre, desde siempre utilizados para los deliciosos platos de nuestra cocina.