Un itinerario entre las obras maestras de la ciudad y sus manjares más auténticos
La visita comienza con el majestuoso Duomo, la catedral principal de la ciudad y uno de los mejores ejemplos de Gótico italiano. Ya en el interior, la mirada se pierde entre las esculturas de Donatello y Miguel Ángel, los frescos de la Libreria Piccolomini (biblioteca cuya construcción inició a finales del siglo XV) y las extraordinarias taraceas de mármol del pavimento, que narran historias sagradas con una destreza artística sin igual.
Frente a la catedral se encuentra el Complesso Museale di Santa Maria della Scala, que en su día fue un hospital medieval dedicado a los peregrinos que recorrían la Via Francigena.
Hoy fascinante espacio museístico que conserva frescos, hallazgos arqueológicos y testimonios de la vida de la ciudad a lo largo de los siglos.
Después de admirar tanta belleza, un breve paseo por las calles de los alrededores te ofrecerá la oportunidad de descubrir algunas de las pastelerías más conocidas de la ciudad. Aquí podrás detenerte a degustar los ricciarelli, galletas de almendra de textura blanda, cubiertas de azúcar glas, cuya receta arraiga en la Edad Media. Perfectas para acompañar un café o una copa de Vin Santo, para una pausa verdaderamente dulce.
La visita comienza con el majestuoso Duomo, la catedral principal de la ciudad y uno de los mejores ejemplos de Gótico italiano. Ya en el interior, la mirada se pierde entre las esculturas de Donatello y Miguel Ángel, los frescos de la Libreria Piccolomini (biblioteca cuya construcción inició a finales del siglo XV) y las extraordinarias taraceas de mármol del pavimento, que narran historias sagradas con una destreza artística sin igual.
Frente a la catedral se encuentra el Complesso Museale di Santa Maria della Scala, que en su día fue un hospital medieval dedicado a los peregrinos que recorrían la Via Francigena.
Hoy fascinante espacio museístico que conserva frescos, hallazgos arqueológicos y testimonios de la vida de la ciudad a lo largo de los siglos.
Después de admirar tanta belleza, un breve paseo por las calles de los alrededores te ofrecerá la oportunidad de descubrir algunas de las pastelerías más conocidas de la ciudad. Aquí podrás detenerte a degustar los ricciarelli, galletas de almendra de textura blanda, cubiertas de azúcar glas, cuya receta arraiga en la Edad Media. Perfectas para acompañar un café o una copa de Vin Santo, para una pausa verdaderamente dulce.
La Pinacoteca Nacional alberga la colección más completa de fondos de oro de los siglos XIV y XV de Siena. Desde 1932 se encuentra en los Palazzi Buonsignori y Brigidi, donde un recorrido cronológico narra la evolución de la pintura sienesa.
La primera planta muestra la influencia manierista a través de las obras de Domenico Beccafumi, Sodoma y Marco Pino.
La segunda planta alberga obras maestras de Duccio di Buoninsegna, Simone Martini, los hermanos Lorenzetti, hasta el siglo XV de Giovanni di Paolo, Sano di Pietro, Sassetta y Vecchietta. La visita concluye con una sección dedicada al siglo XVII sienés.
Después de explorar las salas de la Pinacoteca, es un buen momento para hacer una pausa un poco más larga.
Explorando las calles céntricas de Siena no será difícil encontrar algunas tabernas típica donde podrás degustar crostini neri (tostas con paté típico), embutidos y fiambres de la raza autóctona porcina Cinta Senese, pici all'aglione (espaguetis gruesos caseros con salsa de tomate y ajo) y terminar con una degustación de cinghiale (jabalí), uno de los platos más destacados de la cocina sienesa.
No obstante, deja algo de espacio para un dulce, ¡porque el itinerario continúa!
La Pinacoteca Nacional alberga la colección más completa de fondos de oro de los siglos XIV y XV de Siena. Desde 1932 se encuentra en los Palazzi Buonsignori y Brigidi, donde un recorrido cronológico narra la evolución de la pintura sienesa.
La primera planta muestra la influencia manierista a través de las obras de Domenico Beccafumi, Sodoma y Marco Pino.
La segunda planta alberga obras maestras de Duccio di Buoninsegna, Simone Martini, los hermanos Lorenzetti, hasta el siglo XV de Giovanni di Paolo, Sano di Pietro, Sassetta y Vecchietta. La visita concluye con una sección dedicada al siglo XVII sienés.
Después de explorar las salas de la Pinacoteca, es un buen momento para hacer una pausa un poco más larga.
Explorando las calles céntricas de Siena no será difícil encontrar algunas tabernas típica donde podrás degustar crostini neri (tostas con paté típico), embutidos y fiambres de la raza autóctona porcina Cinta Senese, pici all'aglione (espaguetis gruesos caseros con salsa de tomate y ajo) y terminar con una degustación de cinghiale (jabalí), uno de los platos más destacados de la cocina sienesa.
No obstante, deja algo de espacio para un dulce, ¡porque el itinerario continúa!
Descendiendo hacia el corazón de la ciudad, se llega a la Piazza del Campo, famosa por su forma de concha y por albergar el Palio (el célebre torneo medieval). Aquí podrá admirar el majestuoso Palazzo Pubblico y la Torre del Mangia, que con sus 88 metros de altura ofrece unas vistas espectaculares de Siena.
Después de pasear por la plaza y respirar su ambiente único, es el momento de descubrir el panforte, uno de los dulces emblemáticos de Siena. Este antiguo pastel medieval, elaborado con miel, frutos secos y especias, es perfecto para reponer fuerzas antes de continuar la visita.
Saborearlo en una de las pastelerías históricas de la ciudad permite disfrutar de los sabores tradicionales en un entorno único.
Descendiendo hacia el corazón de la ciudad, se llega a la Piazza del Campo, famosa por su forma de concha y por albergar el Palio (el célebre torneo medieval). Aquí podrá admirar el majestuoso Palazzo Pubblico y la Torre del Mangia, que con sus 88 metros de altura ofrece unas vistas espectaculares de Siena.
Después de pasear por la plaza y respirar su ambiente único, es el momento de descubrir el panforte, uno de los dulces emblemáticos de Siena. Este antiguo pastel medieval, elaborado con miel, frutos secos y especias, es perfecto para reponer fuerzas antes de continuar la visita.
Saborearlo en una de las pastelerías históricas de la ciudad permite disfrutar de los sabores tradicionales en un entorno único.
El itinerario termina en la Basílica de San Domenico, uno de los lugares más importantes de la espiritualidad sienesa. El interior, sobrio y esencial, alberga las reliquias de Santa Catalina de Siena, patrona de Italia, y transmite una sensación de recogimiento y profundidad.
Tras la visita, es el momento perfecto para darse un último capricho de la tradición sienesa: los cavallucci. Estas galletas rústicas, elaboradas con nueces, miel y especias, tienen orígenes antiguos y un sabor inconfundible, perfecto para acompañar una copa de Vin Santo. Su origen es curioso; de hecho, eran las galletas que se ofrecían a los viajeros a caballo, porque eran nutritivas y fáciles de comer incluso durante los largos viajes a caballo. De ahí el nombre de cavallucci.
El itinerario termina en la Basílica de San Domenico, uno de los lugares más importantes de la espiritualidad sienesa. El interior, sobrio y esencial, alberga las reliquias de Santa Catalina de Siena, patrona de Italia, y transmite una sensación de recogimiento y profundidad.
Tras la visita, es el momento perfecto para darse un último capricho de la tradición sienesa: los cavallucci. Estas galletas rústicas, elaboradas con nueces, miel y especias, tienen orígenes antiguos y un sabor inconfundible, perfecto para acompañar una copa de Vin Santo. Su origen es curioso; de hecho, eran las galletas que se ofrecían a los viajeros a caballo, porque eran nutritivas y fáciles de comer incluso durante los largos viajes a caballo. De ahí el nombre de cavallucci.