Un día en Prato

Si vas a llegar en tren, vete muy temprano y planea tu desayuno en Prato. La parada Prato Porta al Serraglio es la que mejor se adapta a este itinerario, sugerido para aquellos que llegan por primera vez a la ciudad textil.

Queda cerca de vía Garibaldi, una de las principales vías de acceso a la Piazza Duomo, aquí se encuentra la histórica pastelería Pasticceria Nuovo Mondo, donde te recomendamos despertar tus sentidos con un sorbo de café expreso y un dulce tradicional de la zona, la pesca de Prato o el "melocotón de Prato". No, no se trata de frutas cultivadas en el campo, sino de pasteles en forma de melocotón, dos partes empapadas en un licor especial, realzadas con un rico relleno de crema de vainilla, ocasionalmente, con cáscara de naranja o cítricos como decoración.

Después de este tentempié dulce, sigue hacia Piazza Duomo, donde se ubica la Catedral Santo Stefano, el monumento clave de la ciudad por lo que conserva en su interior, pero su exterior también es llamativo. De su fachada de mármol verde y blanco sobresale un prominente púlpito. Diseñado por Donatello y Michelozzo, el púlpito ha recibido oradores tan especiales como Papa Francisco, que se dirigió a las multitudes reunidas en la plaza, durante una visita especial. En el interior hay algunos frescos notables de Filippo Lippi, que representan historias de las vidas de los Santos Esteban (el homónimo de la catedral) y Juan el Bautista. Para admirar el esplendor de Prato, entra en la Capilla del cinturón Sagrado, donde se encuentra una reliquia asociada a la Virgen María, conocida localmente como la Cintola. Cuenta la historia que le regaló este cinturón a Santo Tomás mientras ascendía al cielo; ahora, cada año en septiembre, se exhibe y se venera públicamente en uno de los eventos, piedra angular de la fiesta local, Settembre Pratese.

Después de pasar un tiempo en la Catedral, sigue tu camino hacia la Piazza del Comune, hogar de la Pinacoteca, también llamado Palazzo Pretorio, antiguo ayuntamiento y hoy Museo Cívico de Prato. En su interior puedes conocer más sobre Filippo Lippi, después de tu visita a la Catedral, y también disfrutar del trabajo de su hijo, Filippino Lippi. (Si te gustan los escándalos históricos, toma nota: Filippino nació fuera del matrimonio, cuando su padre, entonces un fraile carmelita, tuvo una aventura con una joven novicia llamada Lucrezia Buti, bajo el pretexto de hacerla posar para sus pinturas).

Ve, dando una vuelta, hasta Via Ricasoli, donde encuentras la histórica fábrica de galletas Antonio Mattei, donde se producen los famosos biscotti de Prato, una galleta que no debe confundirse con los cantuccini. El aroma de las galletas te dejará boquiabierto, y una vez que veas por primera vez las típicas bolsas azules en las que se venden, empezarás a notarlas en las tiendas de regalos italianas de todas las ciudades y regiones, pero nacieron aquí en Prato.

En las inmediaciones se encuentra aTipico, la única tienda de Prato que cuenta con todos los productos tradicionales del territorio. Asegúrate de que los productos como, mortadela de Prato, Vinos DOCG de Carmignano, vino de postre de Vin Santo, higos secos y Vermut Pratese, están en tu lista de compras.

¿Ya tienes hambre? Tómate un descanso para almorzar en una trattoria cercana, antes de dirigirte a Piazza delle Carceri, sitio de Santa Maria delle Carceri, un ejemplo de iglesia con planta de cruz griega. Los admiradores de los Medici, pueden agradecer a Lorenzo el Magnífico, haber encargado su construcción.

En la misma plaza se encuentra el Castillo del Imperatore, del siglo XIII, asociado con el emperador romano Federico II de Suabia, que en realidad nunca puso un pie en Prato. A los niños curiosos les encantarán especialmente los leones de Suabia, en la puerta de entrada; los padres quedarán más entusiasmados con las noches de cine al aire libre que esta estructura milenaria suele albergar en los meses de verano.

Adelántate a los tiempos contemporáneos yendo al Museo del Tejido, que celebra el rico patrimonio textil de Prato y que, a menudo, acoge exposiciones internacionales. Aunque muy "millennial" por estilo y enfoque, el museo y sus colecciones abarcan muchos siglos y países: encontrarás tejidos étnicos de interés histórico recogidos en Indonesia y Yemen, así como trajes, prendas de vestir y accesorios, que aparecen en producciones cinematográficas, o que simplemente se usan en la era contemporánea.

Los aficionados al arte contemporáneo, no pueden perderse el enorme Centro de arte Contemporáneo Luigi Pecci, un museo de arte vanguardista, inmersivo y con forma de nave espacial, que fue objeto de una renovación y remodelación multimillonaria que finalizó en el otoño de 2016. Las mejores exposiciones reúnen a artistas de renombre italiano e internacional, y durante todo el año presenta un programa repleto de eventos, conferencias y conciertos, relacionados con el arte. Está un poco fuera de la ruta turística principal, pero vale la pena caminar: al salir del Museo del Tejido, camina unos ocho minutos hasta la plaza San Marco, y allí, toma el autobús de la línea azul LAM en dirección a Repubblica, que tiene parada en el Museo Pecci.

Completa tu abarrotado día en Prato volviendo al centro en autobús y dando un paseo nocturno, passeggiata, posiblemente parando para tomar un aperitivo en la bulliciosa vía de Settesoli, que rebosa de gente joven y locales para tomarse un trago de primera clase.

Consejo final: si viajas a finales de agosto, o en las primeras semanas de septiembre, asegúrate de dejar tiempo para los eventos familiares que se celebrarán durante el Festival Settembre Pratese, encontrarás un programa completo de actividades y deportes al aire libre, tradiciones locales, proyecciones de películas, festivales gastronómicos, conciertos y mucho más.