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Itinerarios
Viajando por la VÍa Marquesana

Un itinerario fascinante en Lunigiana

by  Lunigiana

La Vía Marquesana es un antiguo itinerario de unos 250 kilómetros que atraviesa los valles del Apenino recorriendo cuatro regiones: Lombardía, Emilia Romagna, Liguria y Toscana. Los puntos de partida o de llegada son Pavia en Lombardía y Aulla en Toscana.

Esta "vía de los Marqueses" debe su nombre al hecho de que discurría justo a lo largo de los territorios controlados por los Marqueses Malaspina; ellos mismos utilizaban la vía para llegar, desde Mulazzo, a sus posesiones en los valles de Parma, Piacenza y Lombardia. Además, era profundamente estratégico para evitar atravesar aquellos territorios de Lunigiana que pudieran entorpecer su camino.

De hecho, el recorrido traza la "vía de los montes " a través de los valles del Apenino que, en el Siglo XII, el Marqués Obizzo Malaspina hizo percorrer al Emperador Federico Barbarroja cuando Pontremoli cerró las puertas de su pueblo, impidiéndole el paso por la Vía Francígena.

Recorrer esta vía significa salir del itinerario de Francígena más conocido para adentrarse en un paisaje de tranquila belleza, profundamente sugestivo. Descubrimos los territorios de Lunigiana atravesados por la Vía Marchesana en este recorrido de 70 km.

1.

El viaje por Lunigiana, y en Toscana, comienza en los Valles de Zeri, en la frontera entre Toscana, Liguria y Emilia: aquí parece que retrocedemos en el tiempo, con pequeños pueblos inmersos en la vegetación de los valles de Lunigiana alta, donde la montaña y su silencio se combinan con la historia y la cocina típica. Aún hoy,  los pastores mantienen vivas las tradiciones de la trashumancia y continúan la cría de ovejas de Zeri. Desde el Paso de los Dos Santos, a 1.392 metros que antaño se llamaba el Paso de Faggio Crociato y que conecta la provincia de Parma con aquella de Massa Carrara, se puede descender para descubrir las pequeñas y sugestivas localidades de Patigno, Noce, Coloretta y La Dolce y llegar después al Bosco di Rossano, enclavado en el Valle del Torrente Teglia.

El viaje por Lunigiana, y en Toscana, comienza en los Valles de Zeri, en la frontera entre Toscana, Liguria y Emilia: aquí parece que retrocedemos en el tiempo, con pequeños pueblos inmersos en la vegetación de los valles de Lunigiana alta, donde la montaña y su silencio se combinan con la historia y la cocina típica. Aún hoy,  los pastores mantienen vivas las tradiciones de la trashumancia y continúan la cría de ovejas de Zeri. Desde el Paso de los Dos Santos, a 1.392 metros que antaño se llamaba el Paso de Faggio Crociato y que conecta la provincia de Parma con aquella de Massa Carrara, se puede descender para descubrir las pequeñas y sugestivas localidades de Patigno, Noce, Coloretta y La Dolce y llegar después al Bosco di Rossano, enclavado en el Valle del Torrente Teglia.

2.

Pasando los Valles de Zeri, se retoma el sendero de la Alta Vía de los Montes Ligures, que en este tramo marca la frontera entre Toscana y Liguria: miles de kilómetros entre los Alpes y los Apeninos, entre trayectos y caminos de herradura, entre el cielo y el mar, inmersos en un territorio al que a menudo no llegan las carreteras.

Dejamos la Alta Vía de los Montes Ligures para descender hacia Parana, situado en el Municipio de Mulazzo, rico en pequeños pueblos y pintorescos castillos. El pueblo de Paraná, enclavado entre bosques de castaños y robles, se caracteriza por su gran plaza donde se pueden apreciar casas construidas con piedra arenisca. Paraná, como Montereggio, también es muy famosa por sus libreros, que vendían alforjas de libros en Italia e incluso en América. También es de especial belleza la Cascada de Paraná: un impresionante salto de agua que se forma en el Canal de Carlina.

Pasando los Valles de Zeri, se retoma el sendero de la Alta Vía de los Montes Ligures, que en este tramo marca la frontera entre Toscana y Liguria: miles de kilómetros entre los Alpes y los Apeninos, entre trayectos y caminos de herradura, entre el cielo y el mar, inmersos en un territorio al que a menudo no llegan las carreteras.

Dejamos la Alta Vía de los Montes Ligures para descender hacia Parana, situado en el Municipio de Mulazzo, rico en pequeños pueblos y pintorescos castillos. El pueblo de Paraná, enclavado entre bosques de castaños y robles, se caracteriza por su gran plaza donde se pueden apreciar casas construidas con piedra arenisca. Paraná, como Montereggio, también es muy famosa por sus libreros, que vendían alforjas de libros en Italia e incluso en América. También es de especial belleza la Cascada de Paraná: un impresionante salto de agua que se forma en el Canal de Carlina.

3.

Después de este tramo, se entra en un nuevo territorio, caracterizado por la tranquilidad del paisaje de colinas inmerso en el verdor de Lunigiana, en la orilla derecha del río Magra. Inmediatamente delante se encuentra el pueblo de Villa de Tresana, con su castillo cubierto en gran parte de hiedra trepadora que se vuelve roja en otoño, creando un efecto sorprendente. Le sigue el pueblo de Tresana, que llama la atención por su pequeño tamaño y su sugestiva imagen encaramado en la colina, con la torre de su antiguo castillo de unos 30 metros de altura dominando todo el Valle de Osca. Entre los Marqueses que gobernaron el feudo se encontraba Guglielmo Malaspina, quien recibió la concesión imperial para acuñar monedas en el Siglo XVI.

Luego subimos hasta el pueblo de Giovagallo con su castillo, hoy abandonado, pero donde se percibe el encanto de los personajes que Dante Alighieri  hizo famosos en la Divina Comedia, que debe mucho a Lunigiana. El Marqués Moroello Malaspina, señor de estas tierras, es mencionado en el Canto XXIV del Infierno.

Después de este tramo, se entra en un nuevo territorio, caracterizado por la tranquilidad del paisaje de colinas inmerso en el verdor de Lunigiana, en la orilla derecha del río Magra. Inmediatamente delante se encuentra el pueblo de Villa de Tresana, con su castillo cubierto en gran parte de hiedra trepadora que se vuelve roja en otoño, creando un efecto sorprendente. Le sigue el pueblo de Tresana, que llama la atención por su pequeño tamaño y su sugestiva imagen encaramado en la colina, con la torre de su antiguo castillo de unos 30 metros de altura dominando todo el Valle de Osca. Entre los Marqueses que gobernaron el feudo se encontraba Guglielmo Malaspina, quien recibió la concesión imperial para acuñar monedas en el Siglo XVI.

Luego subimos hasta el pueblo de Giovagallo con su castillo, hoy abandonado, pero donde se percibe el encanto de los personajes que Dante Alighieri  hizo famosos en la Divina Comedia, que debe mucho a Lunigiana. El Marqués Moroello Malaspina, señor de estas tierras, es mencionado en el Canto XXIV del Infierno.

4.

Después de los pueblos de Tavella, Novegigola y Meredo, se llega al disperso Municipio de Podenzana, rodeado de vegetación y formado por numerosas pequeñas localidades. Podenzana se construyó hacia el año 1000 en la orilla derecha del río Magra y fue gobernada por la familia Malaspina a partir de 1306 para convertirse en marquesado autónomo en 1536. Además del Castillo de Podenzana  y el Santuario de la Virgen de la Nieve, del Siglo XVII, la zona es especialmente conocida por su producto típico, uno de los más apreciados de Lunigiana: el panigaccio. Este antiguo pan redondo cocido en especiales "testi" de terracota sobre el fuego,  se adereza hoy en día con aceite y queso, con pesto, con salsa de setas o bien, relleno de fiambres y quesos, y puede degustarse en los numerosos restaurantes de la zona.

Después de los pueblos de Tavella, Novegigola y Meredo, se llega al disperso Municipio de Podenzana, rodeado de vegetación y formado por numerosas pequeñas localidades. Podenzana se construyó hacia el año 1000 en la orilla derecha del río Magra y fue gobernada por la familia Malaspina a partir de 1306 para convertirse en marquesado autónomo en 1536. Además del Castillo de Podenzana  y el Santuario de la Virgen de la Nieve, del Siglo XVII, la zona es especialmente conocida por su producto típico, uno de los más apreciados de Lunigiana: el panigaccio. Este antiguo pan redondo cocido en especiales "testi" de terracota sobre el fuego,  se adereza hoy en día con aceite y queso, con pesto, con salsa de setas o bien, relleno de fiambres y quesos, y puede degustarse en los numerosos restaurantes de la zona.

5.

La Vía Marquesana termina en Aulla, a pocos kilómetros de la frontera con Liguria, en una estrecha franja de tierra en la confluencia del río Magra y el torrente Aulella. Situado en el centro de la Vía Francígena, y en los caminos que llevaban desde Liguria y de Lucchesia hasta el Paso de Cisa, este pequeño pueblo ha sido siempre un lugar fundamental para la vida civil, comercial y religiosa de todo el territorio, incluso antes del año 1000. 

Entre las bellezas del lugar, merece la pena visitar la Abadía de San Caprasio, que data del año 884 y hoy alberga el Museo del Peregrino de San Caprasio, y la Fortaleza Brunella, construida en el promontorio a mediados del Siglo XVI y que alberga el Museo de Historia Natural de Lunigiana.

La Vía Marquesana termina en Aulla, a pocos kilómetros de la frontera con Liguria, en una estrecha franja de tierra en la confluencia del río Magra y el torrente Aulella. Situado en el centro de la Vía Francígena, y en los caminos que llevaban desde Liguria y de Lucchesia hasta el Paso de Cisa, este pequeño pueblo ha sido siempre un lugar fundamental para la vida civil, comercial y religiosa de todo el territorio, incluso antes del año 1000. 

Entre las bellezas del lugar, merece la pena visitar la Abadía de San Caprasio, que data del año 884 y hoy alberga el Museo del Peregrino de San Caprasio, y la Fortaleza Brunella, construida en el promontorio a mediados del Siglo XVI y que alberga el Museo de Historia Natural de Lunigiana.

Para más informaciones, visita el sitio web www.lunigiana.land/via-marchesana

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