La posición entre el mar y las verdes colinas hace que Guardistallo sea el lugar ideal para unas vacaciones que alternan el relax de la colina con el brío de las playas cercanas. El pueblo está situado en una colina a la que debe su nombre, evidenciado por primera vez en el 1144 y que se supone que deriva de las palabras germánicas warda("guardia") y stallo ("lugar"), perfectamente abreviado para este pequeño "lugar de vigilancia".
Surgió como castillo longobardo, tras la disolución de los feudos y la redistribución de los terrenos por la reforma agraria leopoldina (siglo XVIII), Guardistallo vivió su momento de esplendor gracias a la llegada de una nueva clase de terratenientes muy adinerados.