Marciana es un armonioso pueblo de colinas con características medievales, en las laderas del Monte Capanne, en la parte occidental de la Isla de Elba. Es uno de los asentamientos más antiguos de la isla, ya que su fundación se remonta al año 35 a.C.
La noble familia Appiani, durante su dominio, desde finales del Siglo XIV hasta finales del Siglo XVI, eligió Marciana como residencia y la ciudad experimentó un periodo de notable desarrollo, empezando por la ampliación de su fortaleza, la más protegida de toda la isla, situada para defender la fundición y la ceca.
Inmerso en una exuberante vegetación de encinas, pinos y castaños, en Marciana se respira una atmósfera única en comparación con el resto de la isla, gracias a su clima siempre fresco, casi montañoso, pero con el mar azul a sólo cinco kilómetros.