Montelupo, en las inmediaciones de Florencia, a orillas del río Arno, es conocido en todo el mundo como un centro especializado en la producción de cerámicas, una actividad que sin duda ha hecho la fortuna de este pueblo, el lugar natural perfecto para esta industria gracias a la presencia de sus elementos fundamentales: agua, arcilla y madera para alimentar los hornos.
Desde el momento en que se construyó el Castillo, en la Edad Media, se empezó a trabajar la cerámica, pero fue a mediados del Siglo XIII cuando se inició la producción de la mayólica arcaica, lo que llevó a Montelupo a vivir un período de gran esplendor. Los clientes preferidos de estas maravillosas decoraciones para embellecer sus casas eran las nobles familias florentinas - los Medici, los Strozzi, los Frescobaldi - a través de los cuales las obras llegaron a toda Europa.