A pocos kilómetros de la Costa Etrusca, rodeado de viñedos y olivares de las colinas de Pisa, se encuentra el pequeño y encantador pueblo de Riparbella. Sin duda, el pueblo siente toda la fuerza del mar, con sus perfumes del matorral mediterráneo y su clima, pero también cuenta con el aire de las colinas, que desde tiempos inmemoriales han sido el hogar seguro de los pueblos antiguos, que en esta zona han encontrado el lugar ideal para establecerse.
Las huellas de la civilización etrusca, que se han encontrado en la zona, nos hablan de un pueblo que ya en el año 600 a.C. había descubierto el placer de los productos genuinos de esta tierra. De estos habitantes históricos nos han llegado, más que nada en sus asentamientos, las ánforas para el vino, prueba de la vocación rural de la zona.