San Casciano dei Bagni ha sido siempre un renombrado pueblo termal, caracterizado por la presencia de numerosas fuentes de aguas sulfurosas esparcidas por todo su territorio.
Fueron los Etruscos quienes fundaron las primeras estructuras dedicadas a la explotación de las aguas termales. Bajo la dominación de los Romanos, verdaderos conocedores del género, las propiedades curativas de estas aguas comenzaron a utilizarse de forma cada vez más masiva, como demuestra la presencia de numerosos vestigios encontrados en la zona.
A lo largo de los siglos, las termas siguieron atrayendo a visitantes de toda Europa, atraídos por la posibilidad de solucionar sus dolencias gracias a las propiedades de las aguas de San Casciano.