Santa Maria a Monte parece diseñada para representar el arquetipo de un pueblo medieval toscano, tal y como se conserva en el imaginario colectivo. Hay una calle que gira alrededor del pueblo, creando una fascinante forma de espiral ascendente. Las casas, algunas de las cuales tienen fachadas de colores, se apilan unas encima de otras sin dejar ningún espacio vacío. De esta manera, mirando desde lejos, parecería que la colina sobre la cual surge el pueblo tuviera una corona real en la cabeza.
La más grande y preciada es el área arqueológica del Fuerte, la parte más alta y antigua del pueblo, construida como una fortificación estratégica y que hoy ofrece al visitante un viaje al pasado y una agradable terraza panorámica. No debes detenerte en la superficie, porque lo que se puede ver a primera vista es sólo una parte de las atracciones que Santa María a Monte tiene para ofrecer.
Si se profundiza, aquí se puede descubrir una ciudad subterránea, hecha por esos túneles excavados que se pueden recorrer de parte a parte del pueblo, probablemente por razones militares. Estos túneles, excavados en el típico conglomerado de Cerbaie, pasan exactamente a lo largo del antiguo recinto amurallado, que de esta forma se podía atravesar sin ningún riesgo. Otras hipótesis, dada la presencia de cisternas a lo largo de este trayecto, sugieren que también podrían servir como depósito subterráneo de agua.