Livorno es la ciudad del cacciucco (guiso de pescado), del puerto y los fosos de los Medici, de Modigliani y Piero Ciampi, de la terraza Mascagni y del barrio Ovosodo, que se hizo famoso gracias a la película del director livornés Paolo Virzì.
En los últimos años está redescubriendo su vocación turística, pero pocos la consideran un destino adapto a las familias.
En cambio, ofrece varias posibilidades para quienes viajan con niños, en primer lugar el hermoso acuario situado en el paseo marítimo, dentro de la panorámica Terraza Mascagni: 33 peceras de exposición, el túnel con las águilas de mar, la pecera táctil y el nuevo sendero de insectos, reptiles y anfibios de la primera planta.
El reptilario alberga un colorido camaleón, una iguana, un ciempiés, insectos palo, la rana flecha, la rana cornuda y las tortugas araña.
Aquí, en marzo de 2018, se inauguró un gran hormiguero con hormigas cortadoras de hojas trabajando sin cesar, transportando fragmentos de hojas a través de los largos tubos de plástico transparente que recorren toda la sala. Todo este trabajo tiene sentido porque las hormigas se alimentan de un hongo que crían a través de las hojas que recogen y llevan a su nido.
Desde la sala del hormiguero, se puede acceder a la terraza panorámica para disfrutar de la vista sobre el mar de Livorno.
La entrada a esta zona está incluida en el precio del billete.
En la planta baja, en cambio, se encuentra el acuario propiamente dicho, con un largo sendero que conduce a los distintos ambientes marinos. La luz azul, los ojos de buey y la gran pecera dedicado al Océano Índico, donde tiburones y tortugas gigantes nadan sin ser molestados, hacen que la visita sea muy atmosférica y emocionante para los niños.
Las tortugas Ari y Cuba son las verdaderas invitadas de honor del acuario y es maravilloso verlas retozar en el agua. También hay tiburones de puntas negras, tiburones cebra y el gracioso pez Napoleón.
Recientemente también se ha inaugurado una pecera dedicada al kelp, término anglosajón que designa diversas especies de Macroalgas que pueden crecer varios metros de altura hasta formar un auténtico bosque submarino. Cada bosque puede estar formado por varias especies de algas y alberga un increíble número de especies animales adaptadas a los distintos tipos de hábitats presentes. Estos ambientes, en la naturaleza, se distribuyen principalmente en las zonas templadas y polares de los océanos, aunque existe uno cerca de la costa tropical de Ecuador.
En la sala Diacinto Cestoni, se puede admirar los crustáceos del Mediterráneo: erizos, alcionarios y la estrella Martasteria. En las siguientes salas se exponen también otros tipos de coloridas estrellas de mar, junto con peces de la costa de Livorno, y después es el turno de las rayas y los rodaballos que nadan en una gran pecera de arena donde juegan a confundirse con el fondo marino. La pecera táctil permite a los pequeños más atentos tocar a los peces mientras chapotean rápidamente ante sus ojos.
¡Un cartel explica que hay que acariciarlos suavemente y sólo por el lomo, sin intentar, por supuesto, cogerlos por la cola!
No faltan los ejemplares más coloridos de la zona tropical que tanto hicieron soñar a los niños en los dibujos animados "Buscando a Nemo", peces payaso y anémonas, así como caballitos de mar, peces cardenal, peces estandarte y peces gato de cola roja.
Es una gran emoción ver volar por encima de la cabeza a las águilas de Mar, hermosos ejemplares de peces que parecen poseer alas y viven en el Mar Adriático.
La última pecera de la planta baja alberga pargos, lubinas, meros y doradas, pero su particularidad radica en que está situada junto a los restos de un antiguo barco.
Una pecera enteramente dedicada a estos fascinantes y sinuosos animales que son arrastrados por la corriente en el interior de dos peceras en forma de ojo de buey.
Siendo animales planctónicos, las medusas son transportadas por las corrientes exactamente igual que los residuos plásticos con los que pueden confundirse.
Cada año, muchas tortugas marinas cometen este error, y precisamente por eso el acuario promueve una gestión del plástico más consciente y respetuosa con el medio ambiente: la pecera de medusas pretende poner de relieve y concienciar sobre este problema, siguiendo los pasos de acuarios de todo el mundo.
Por último, una nota al margen sobre la Terraza Mascagni: no es realmente una terraza, sino más bien una plaza con vistas al mar con dos características especiales: las 4.100 pequeñas columnas que forman una escenografía balaustrada y el suelo como un tablero de ajedrez compuesto por 34.800 baldosas. Sin duda, ¡uno de los lugares más fascinantes de Livorno!
Artículo de Maria Luisa Roncarolo
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