Testaroli de Lunigiana
Un plato con un pasado lejano
Los verdaderos testaroli son los del territorio de Pontremoli, preparados en grandes “testi” de hierro fundidos al rojo vivo sobre el fuego. El testarolo se prepara vertiendo un puñado de sal gruesa y luego un rebozado de harina de trigo, agua y sal directamente sobre el testo (recipiente) de hierro fundido caliente.
Después de cubrir el testo con su cúpula de hierro fundido, la masa se cocina en pocos minutos y se convierte en una especie de crepes suaves y esponjosos. El Testarolo está listo para ser cortado en pequeños rombos y ser sumergido en agua salada llevada hasta el límite de ebullición (el fuego debe ser apagado apenas el agua empieza a hervir).
Se deja reposar durante dos o tres minutos, luego se escurre y se sazona con aceite de oliva virgen extra, queso pecorino (de cabra) o parmesano, o bien, con un delicado pesto de Liguria.
En las tiendas se pueden encontrar testaroli al vacío, fácilmente transportables y que además se pueden conservar en el congelador. Listo en pocos minutos, el testarolo es realmente un plato del pasado lejano que parece hecho especialmente para nuestros tiempos apresurados.