
La Toscana está atravesada por una red de antiguos itinerarios históricos y religiosos, un patrimonio de incalculable valor que invita a meterse en medio de la naturaleza, la historia y la espiritualidad. La Via Vía Francígena en Toscana, con su paisaje mutable, sigue el camino de Sigerico a través de pueblos y ciudades, ofreciendo una experiencia que combina cultura y lentitud. La Romea Strata recorre las rutas de los peregrinos de Europa Central y Oriental, uniendo lugares como Pistoia, Vinci y Fucecchio, mientras que la Vía Romea Germánica conecta el Casentino y la Valdichiana con Arezzo y Cortona, siguiendo las huellas medievales hasta Roma.
La red que constituye el Camino de Francisco conduce a los lugares más significativos relacionados con el santo patrón de Italia, como el Santuario della Verna y la Ermita Le Celle, a través del Casentino y la Valdichiana Aretina. La Vía Lauretana conecta Siena con Cortona, trazando una antigua ruta hacia Loreto, mientras que la Vía Sanese atraviesa Chianti y pueblos fascinantes como San Casciano y Castellina in Chianti, siguiendo las rutas de los viajeros hacia la Ciudad Eterna.
La Vía Matildica del Volto Santo (Santo Rostro) parte de Mantova y atraviesa la Garfagnana y la Media Valle del Serchio hasta Lucca, meta espiritual de los fieles del Volto Santo. El mismo destino que la casi homónima Vía del Volto Santo que, sin embargo, comienza en Pontremoli, en Lunigiana. La Vía Medicea, en cambio, atraviesa las hermosas colinas de Montalbano uniendo Prato con Fucecchio, entrelazando naturaleza e historia renacentista en un camino que celebra el vínculo con la familia más poderosa de todos los tiempos, los Medici. Luego, el Camino de San Jacopo une Florencia y Livorno pasando por Pistoia, donde se conserva una reliquia del Apóstol Giacomo que convierte a la ciudad en punto de referencia para los peregrinos.
Estos caminos históricos, que serpentean entre naturaleza virgen, tesoros artísticos y lugares de fe, ofrecen la oportunidad de redescubrir una profunda conexión con la Toscana y con uno mismo, transformando cada tramo en un viaje inolvidable.