El territorio de Amiata, híbrido y complejo, está situado entre Val d'Orcia y Maremma meridional y constituye un centro de vida y culturas. El carácter de esta zona se ha forjado alrededor de la montaña que da nombre a este territorio. Las fuerzas de la naturaleza y este antiguo volcán ya extinguido, con sus erupciones, ha dado en tiempos pasados, origen a la toba, un material muy utilizado por los etruscos. Nosotros provamos a describir esta zona describiendo metafóricamente los cuatro elementos.
Amiata es una tierra fértil, que durante siglos ha nutrido a quien la cultivaba, con pasión y cuidado, devolviéndole generosos dones: setas, castañas o aceitunas de Seggiano. Las culturas de Siena y Maremma se encontraron a lo largo de las cumbres de esta montaña, persiguiéndose en los bosques de hayas y castaños de las seis reservas naturales, lo que el escritor Ernesto Balducci, nacido en Santa Fiora, llamaba una isla en tierra firme.
El agua es un elemento fundamental para definir el carácter de este territorio, y en Amiata se presenta en tres variaciones: el agua que surge de los manantiales, el agua helada de la nieve y por último, el agua caliente de los baños termales. Las aguas emergen desde la roca en Santa Fiora, se verten por los bosques y brillan en cauces ondulantes. La nieve cae en invierno alegrando esquiadores y niños, mientras que las aguas termales brotan desde el corazón de este volcán y son muy populares también en las zonas cercanas, como en Bagni San Filippo.
El fuego es otro elemento típico de esta montaña: ya que purifica, destruye y vuelve a crear fertilizando el terreno. Por este motivo en Amiata hay fuegos por todas partes tanto en verano (cuando los campesinos queman el cáñamo durante la fiesta de San Giovanni), como en invierno (para desear una buena cosecha en el verano siguiente). Las antorchas, las hogueras, la Focarazza de Roccalbegna que caracterizan el período navideño, son manifestaciones folclóricas de una cultura ancestral que muestra con orgullo sus raíces.
Por último, el
aire despejado en alta cuota, que permite admirar, como desde
un vuelo de un globo aerostático, los inmensos y verdes espacios hasta llegar a ver los
Apeninos y los lagos Bolsena y Trasimeno.