Piana di Lucca

Piana di Lucca es una tierra con panoramas variables, cuyo paisaje ha sido moldeado por las curvas del río Serchio y presenta numerosas aldeas medievales. El corazón de este elegante territorio es Lucca, famosa por sus recintos amurallados perfectamente conservados y por sus "cien iglesias". Caminando por su centro histórico, que ha permanecido intacto a lo largo de los siglos, se respira su autenticidad. Entre los pasadizos se pueden admirar maravillas arquitectónicas como las iglesias San Frediano y San Michele o la  Catedral San Martino, donde se conserva el famoso monumento funerario de Ilaria del Carretto y el Santo Rostro, la estatua de madera más antigua de todo Occidente. Otros atractivos son la Plaza del Anfiteatro, construida sobre las ruinas del antiguo anfiteatro romano, o la Torre Guinigi, en cuya parte superior se destacan algunas encinas que dan la sensación de ver un paisaje de una fábula.

Para los amantes de los jardines, hay un destino ineludible: las maravillosas Villas de Lucchesia. Rodeados por las colinas, estos verdaderos "palacios de campaña" fueron construidos, por ricos comerciantes de Lucca, desde el siglo XV en adelante. En efecto, actualmente se han convertido en suntuosas residencias inmersas en exuberantes jardines, embellecidos con parques muy bien cuidados. A los apasionados de las flores les encantará el florecimiento de las camelias, una característica que hizo únicos estos jardines. En el Municipio de Capannori, en Pieve y Sant'Andrea di Compito, a esta elegante flor se ha dedicado también una exposición de las Antiguas Camelias de Lucchesia, una cita ineludible.

Merece la pena visitar el pequeño pueblo de Villa Basilica, en las laderas de la meseta de Pizzorne, una aglomeración de casitas que crean callejuelas y plazas con un estilo único y donde, gracias al preciado recurso del agua, las industrias del hierro y del papel fueron muy activas.

A quienes les gusta el vino  se alegrarán visitando el pequeño pueblo de Montecarlo, situado en las colinas y conocido por el excelente vino que producen en las numerosas fincas en los alrededores.

Los caminantes no dejarán de pasar por Porcari, y su imponente iglesia de mármol blanco dedicada a San Giusto, y luego por Altopascio, famoso por su pan, desde siempre uno de los "hospitales" más apreciado a lo largo de la Vía Francígena.