Las Tierras de Siena son el conjunto de campañas y territorios en las afueras de Siena y que desde siempre encantan a los visitantes con la belleza de sus paisajes, como sucedió en los tiempos del Gran Tour. Estas tierras que te acogen con el encanto del pasado, listas para sorprenderte con sus valles de bosques y arcilla maravillosos, con sus características hileras de viñedos y sus colinas onduladas con olivos y con una importante tradición gastronómica y vinícola.
Siena tiene una belleza tan deslumbrante que se ha convertido en Patrimonio de la Humanidad. Piazza del Campo, la Torre del Mangia, el Duomo, son verdaderas joyas que te dejan sin aliento. Esta ciudad posee una identidad muy fuerte, por lo tanto la idea de pertenecer a algo más grande es palpable y las tradiciones no son sólo historias para narrar, sino que son experiencias que vivir, como sucede con el Palio.
Al visitar estas zonas quedarás sorprendido por el encanto de ermitas, parroquias, pueblos, pero también por sus bosques surcados por cauces de agua y los numerosos senderos en el verde de las reservas naturales, como las que se encuentran a lo largo del río Merse. Esta tierra ofrece posibilidades para escucharse a uno mismo, en paz, como harías durante una relajante sesión de bienestar en las Termas Petriolo en Monticiano o en las de Rapolano; o bien visitando la Abadía cisterciense San Galgano, en Chiusdino, un lugar misterioso que evoca reflexiones y silencios. Sin olvidarse de Asciano, donde la Abadía Monte Oliveto Maggiore es otra meta encantadora y espiritual. Entre los típicos barrancos ásperos se encuentran muchos pueblos de origen medieval, como Buonconvento y Monteroni d'Arbia, pero también aldeas cuya existencia está documentada desde la época de los Etruscos, como Murlo y Sovicille.