Valdichiana Aretina es el alma agrícola de Toscana: sus tierras incultivables, aparentemente áridas -especialmente en tiempos de barbecho- en realidad guardan frutos que cuida como si fueran hijos. Estos campos proveen productos que parecen menos refinados pero que muestran la autenticidad de Toscana, son los mismos que han transformado sus características rústicas y agrestes en su verdadero punto fuerte. Aquí todo es grande, todo parece necesitar brazos fuertes, sin tener en cuenta si esto comporta el resultado de un aspecto riguroso, hasta a veces áspero: los tomates son inmensos y rugosos, inclusive el ajo (aglio) se agranda hasta transformarse en Aglione (pueblo), los ejemplares de la raza Chianina, potentes, presentan una corpulencia desmesurada. Todo en Valdichiana recuerda la imagen antigua y fascinante de las manos musculosas de los campesinos, tan simples pero portadoras de una historia de fatiga, del sentido de sacrificio y pertenencia. Por estos motivos, el aspecto reseco de cada cosa parece ser excesivo, ahora que el viejo pantano malsano ya no existe, y que de estos espacios húmedos queda solamente el trazado de un sendero, el del Saneamiento, largo kilómetros, que se puede recorrer en bicicleta y que cuenta con grandes obras hidráulicas.
El sol del Valdichiana parece como si quemara los campos, pero calienta los corazones y es precisamente de esa luz que provoca el buen humor de la cual habla Frances Mayes en las páginas de su libro "Under the Tuscan Sun» ("Bajo el sol de Toscana"), donde la protagonista no es la turista americana que viaja, sino la campaña espectacular y maravillosa de Cortona.
Es un territorio que sabe saciar barrigas y ánimas, no por casualidad en pasado lo llamaban "el granero de Etruria", esta reserva nutritiva que los Etruscos han sabido aprovechar y donde han dejado, probablemente, la mayor cantidad de hallazgos. Este es un lugar de estudio permanente, todavía se hallan restos de civilizaciones que, por suerte, no pasaron inadvertidas por aquí. Los etruscos fundaron pueblos como Castiglion Fiorentino o el mágico Cortona (como demuestran sus murallas y el área arqueológica), así como han arado las tierras donde surgió Marciano y el romántico Lucignano.
El balanceo del péndulo de las tradiciones contribuye a garantizar armonía en Valdichiana Aretina. El equilibrio se desplaza hacia el pasado -como en el carnaval secular de Foiano o el palio de Castiglion Fiorentino- , y hacia lo Nuevo -como en Civitella, que renació gracias a la inspiración de los artistas contemporáneos y Cortona puede contar con su On the Move, un festival internacional de fotografía.