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Duomo de Prato

Ostensión de la Sacra Cintola

Folclore

Uno de los eventos más esperados en la ciudad de Prato

La Sacra Cintola o Cinturón Sagrado, también conocida como el Sacro Cingolo, es la reliquia más preciosa de la ciudad de Prato, un cinturón verde, tejido con hilos de oro, con pequeñas borlas, que probablemente perteneció a la Virgen María.

Se conserva en la capilla del mismo nombre en el Duomo y se muestra al público cinco veces al año: Navidad, Semana Santa, 1 de mayo, 15 de agosto y al final del Cortejo Histórico del 8 de septiembre. En esta última ocasión, que coincide con la Natividad de la Virgen, grupos de personas con trajes de época recorren las calles del centro para llegar a la Piazza Duomo, donde se encuentran los valores seculares y religiosos, representados simbólicamente por las tres llaves (dos de la ciudad y una de la diócesis) que abren el cofre que contiene la preciosa reliquia. La ostensión, o exhibición pública, es celebrada por el Obispo desde el púlpito exterior del Duomo y representa el momento más emotivo de la fiesta.

Algunos datos históricos: el cinturón, traído de Tierra Santa por un joven de Prato en 1141, después de un aventurero viaje por mar, fue entregado a su muerte como regalo a la ciudad. Según la tradición, fue entregado por la Virgen, en el momento de la Asunción al cielo, a Santo Tommaso, quien a su vez lo entregó a un sacerdote. Los descendientes del sacerdote lo custodiaron hasta que el mercader Michele Dagomari de Prato, en peregrinación a Jerusalén, se enamoró de una descendiente del sacerdote y lo recibió como regalo de bodas.
Volviendo a su tierra natal hacia 1141, Michele la guardó celosamente y la donó en el momento de su muerte al preboste de la parroquia Santo Stefano (1171). 

La fama de los milagros del cinturón no tardó en llegar y esto dio lugar a historias legendarias de robos, en las que se mezclan realidad y fantasía. Una de las historias más narradas es la de Giovanni di ser Laudetto, más conocido como Musciattinoque robó la reliquia en 1312. Al salir de Prato, sin embargo, se perdió en la niebla que rodeaba el campo circundante y, sin darse cuenta, regresó a su punto de partida. Creyendo que había llegado a Pistoia, gritó a las puertas de la ciudad: "Abrid, abrid Pistoyeses: ¡Tengo la Cintola de los Prateses!" El ladrón fue capturado y antes de ser ejecutado se le impuso como condena el corte de la mano derecha. Según la tradición popular, la multitud enfurecida arrojó el miembro cortado hacia la iglesia, dejando una mancha de sangre en forma de mano sobre una piedra del Duomo. Esta señal sigue siendo visible hoy en día, en la piedra de mármol de la esquina superior izquierda del estípite de la puerta, en el lado derecho del Duomo.